Cultura Pop

“Mi primer mandado”, el polémico infantil japonés que llegó a Netflix

“Mi primer mandado”, el polémico infantil japonés que llegó a Netflix
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“Mi primer mandado”, el polémico infantil japonés que llegó a Netflix

POR Sole Hott | 11 mayo 2022

A diferencia de lo que podríamos creer, en Japón consideran que un niño de 2 años tiene la edad suficiente para hacer su primer mandado. Y ojo, que no se trata de cualquier tarea como traer algo de la cocina o guardar los zapatos. Se trata de un mandado en todo lo que eso conlleva, como caminar al supermercado y traer los ingredientes que faltan.

Un niño de dos años levanta una bandera amarilla para avisarle a los automóviles que va a cruzar la calle. Esta es solo una de las escenas que se ven en programa Mi primer mandado estrenado hace algunos días en Netflix. Una temporada de más de 10 capítulos en los que en menos de 15 minutos relatan diferentes casos como este.

Si bien este reality infantil llegó hace poco a la plataforma de streaming, lleva más de tres décadas al aire en Japón. Y la popularidad del programa en dicho país se debe precisamente al alto nivel de seguridad pública, así como de una cultura de crianza que considera la independencia de los niños pequeños como algo clave en su desarrollo. “Es una forma típica de criar a los niños en Japón y un símbolo de nuestro enfoque cultural, que puede sorprender a personas de otros países”, dijo al The New York Times, Toshiyuki Shiomi, experto en desarrollo infantil y profesor emérito de la Universidad Shiraume Gakuen de Tokio.

Mi primer mandado se emite en Nippon TV, y comenzó como parte de otro programa. Está inspirado en Hajimete No Otsukai, un libro infantil de 1977 de Yoriko Tsutsui que cuenta la historia de una madre que envía a su hija de 5 años a comprar leche.

Los episodios que aparecen en Netflix son cortos, tiernos y alegres. La cámara sigue a niños de tan solo 2 años que han sido enviados por sus padres a cumplir recados en público por primera vez, mientras vigilantes de seguridad y camarógrafos se esconden fuera de la pantalla.

Los niños se mueven por pasos peatonales y concurridos lugares públicos, llenos de adultos y de autos, y un narrador describe sus progresos, mientras los niños entablan conversaciones con los desconocidos que se encuentran por el camino.

Según el profesor Shiomi, los padres en Japón tratan de inculcar a sus hijos la autosuficiencia de forma muy particular. “En la cultura japonesa, la independencia no significa discutir con los demás o expresarse”, explica. “Significa adaptarse al grupo mientras se gestionan las tareas diarias, como cocinar, hacer recados y saludar a los demás”.

Es más, en los colegios japoneses, es habitual que los niños limpien las salas. En casa, los más pequeños también tiene una mesada para sus gastos y ayudan en la preparación de la comida y otras tareas. Finalmente, esta prueba del recado público, que lleva haciéndose por décadas, es más bien un rito de paso.

Evidentemente, ese programa tiene sus detractores. Entre ellos, quienes consideran que la seguridad en Japón no es tal como la muestran. Y que muchos delitos de connotación sexual no son declarados ante la policía, por lo que consideran que ponen a sus niños en peligro al incentivar este tipo de rito.

Y, por otro lado, están aquellos que consideran que cuando comenzó el programa corrían otros tiempos, y que así como la seguridad, la sociedad era diferente. “En la actualidad, se debate cada vez más en Japón si obligar a los niños pequeños a realizar tareas es bueno para su desarrollo, como se suponía en el pasado”, dijo Shiomi. Ahora, los padres ya no dan por hecho la seguridad pública. Además, no siempre puede salir bien, y si no es parte de un reality grabado, la pregunta sobre quién ayuda al pequeño es justa.

“Yo mismo envié a mi hija de 3 o 4 años a hacer un mandado a una tienda de verduras”, dijo el experto. “Pudo llegar hasta allí, pero no recordaba el camino de vuelta porque no tenía una imagen clara de la ruta. Así que el dueño de la tienda la trajo a casa”.

 

 

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