Año 2002, y un anuncio de radio llama la atención de la mamá de Matías Quer, quien hoy tiene 30 años. Se trataba de un casting de niños de educación básica para una película, pero el anuncio no daba más información. Y fue así como Matías, de 12 años, junto a su hermano Javier, de 11, llegaron a Sala Omnium para participar de las pruebas de cámara, siendo el primero el elegido para interpretar el papel de Gonzalo Infante. Sin embargo, se arrepintió. Le dio miedo, asume.
Pero lo que Matías no sabía, era que Andrés Wood, director de la película, le ofrecería no sólo tener a su hermano en la producción, sino que también y a sus compañeros del Santiago College como extras, para que así no se sintiera solo.
Matías supo la trama de Machuca cuando leyó el guión, y se trataba de la historia de Gonzalo Infante y Pedro Machuca, dos niños de 11 años que en 1973 se encuentran en un colegio particular del barrio alto, cuyo director, pese a una fuerte oposición por parte de los apoderados, decide integrar a niños de escasos recursos.
La amistad entre los niños se genera de forma inmediata, pero termina cuando la población en que vive Pedro, es invadida por militares que, frente a los ojos de Gonzalo, desatan una violencia extrema. “La película es equilibrada, porque en temas políticos es muy fácil caer en un lado o en otro. En ese sentido, Machuca trata de mostrar, a mi juicio, la complejidad del asunto pero desde la mirada más inocente y de descubrimiento de los niños. Mi personaje, Gonzalo, y el de Ariel Mateluna, Machuca, fueron descubriendo un mundo que no conocíamos”, comenta Matías en conversación con La Tercera.
En cuanto al contexto histórico en el que se basó la película, Matías comenta: “Supe mucho del tema leyendo el guión… Fue importante para mí porque el 73 sigue siendo un tema latente”, afirmando además que para él, lo que pasó en 1973, se trató de un golpe militar. “Hay muchas cosas que hasta hoy he ido descubriendo sobre lo que pasó en esa época, de lo complejo que es un proceso político, de volver a la democracia”.
La icónica escena en donde Silvana, interpretada por Manuela Martelli, besa a Matías y luego a Ariel Mateluna, después de haber comido leche condensada, fue el primer beso de Matías. “Sí, fue mi primer beso. Frente a las cámaras, con leche condensada y repitiendo la escena muchas veces con una galla que si bien se veía chica, tiene 8 años más que yo. En esa época yo tenía 13 y ella 21. Incluso después supe que había hecho películas en las que aparecía hasta desnuda. Yo no sabía. Lo del beso fue raro, además que la leche condensada es super hostigosa”, cuenta Matías, quien reconoce que no fue una de las mejores experiencias de su vida.
Matías asume que ha pensado en las posibilidades que habría tenido si hubiese seguido actuando. “Pero no me gustó el tema de la fama. Empezaron a pedirme autógrafos, a reconocerme en la calle, y era raro: de la noche a la mañana todo el mundo me conocía y me saludaba, ¡Pero yo no conocía a nadie! Yo era muy tímido y esa bola de nieve me dio mucho nervio. Me refugié en mis amigos, que conservo hasta el día de hoy”, comentó hacia el medio escrito, agregando además que le daba mucha vergüenza dicha exposición. “No me gustó estar tan expuesto y descubrí temprano que moriría de lata de ser famoso”.