“No te cases ni te embarques, ni de tu casa te apartes”. Así dice el dicho popular que se refiere al poco afamado martes 13. Un día ligado a mitos y creencias, y sobre todo a desgracia y mala suerte. Pero de dónde viene esta idea de no aventurarse o iniciar algo en esta fecha que, supuestamente, tiene consecuencias negativas.

Ahora bien, más allá del miedo que pueda generar para algunos supersticiosos, esta creencia no tiene ningún fundamento científico. Asociado a las brujas, porque 13 era el número de integrantes que debía tener un aquelarre, y a los magos. Y tiene su lado positivo si de numerología y esoterismo se trata.

En numerología y astrología

En este caso el número 13 lleva el nombre de ‘la inmortalidad’. Y según los expertos, tiene que ver con un proceso de cambio hacia lo nuevo. Es más, es el principio de la transformación universal que lo contiene todo. La destrucción seguida de la creación.

Asimismo, el número 13 suma 4, que son los cuatro elementos: tierra, agua, fuego y aire. Y en la astrología, es la combinación ideal para que la vida sea posible.

El martes 13 corre con la misma suerte de la carta de La Muerte en el tarot. Tiene mala fama, pero no significa un mal augurio. Este arcano, según los expertos, invita a un cambio, a soltar lo conocido, vivir una pequeña muerte diaria y desde ese lugar nacer de nuevo.

Si naciste un día 13…

Como dice la definición del número, las personas que nacen en esta fecha serán como alquimistas, y tienen la capacidad de transformar lo malo en algo bueno, o por lo menos confiar en que vendrá algo mejor. Algo en lo que también creían los egipcios.

Lo de la mala suerte…

Cuentan las leyendas que la Torre de Babel cayó un martes 13. Y según la Kabbalah judía el 13 se relaciona con espíritus malignos. Por otro lado, en La Biblia, el Apocalipsis corresponde al capítulo 13. Además, Martes es considerado el dio de la guerra, que rige los días martes.

El 13 es el arcano La Muerte en el tarot, y cada vez que se presenta, atemoriza con su figura. Sin embargo, como mencionamos anteriormente, no necesariamente es un mal presagio.

En la última Cena había 13 comensales (12 apóstoles y Jesús), y una traición que terminó en tragedia.