En la nueva versión de El Señor de la Querencia, dirigida por Mega, María Gracia Omegna será Leonor Amenábar, papel que en su edición original fue interpretado por Sigrid Alegría.
Los que vieron la versión original de TVN en 2008, saben que la historia está llena de escenas de maltrato y de violencia sexual. Las que afectan especialmente al rol de Leonor Amenábar, la esposa de José Luis Echeñique, protagonista y villano de la historia. Ahora, será María Gracia Omegna quien tome este desafío, al que se suman las difíciles escenas a las que debe enfrentarse.
En este remake, el señor de la querencia será interpretado por Gabriel Cañas, quien ejercerá este rol déspota contra su mujer. Un trabajo intenso, según ha descrito la propia actriz, pero que se está llevando a cabo con mucho profesionalismo. Y entre otras cosas, la actriz cuenta con un “coach de intimidad” que supervisa las escenas de violencia física y sexual.
“Por primera vez estamos trabajando con un coach de intimidad y eso ha sido muy agradable”, explica María Gracia. “Trabajamos en un ambiente muy respetuoso, dialogado y donde se respetan los límites de cada cual. Entonces está súper contenido el espacio en cuanto a la violencia sexual”, contó la actriz.
Para las escenas de violencia física, tiene a su lado al actor Gabriel Cañas. “En la vida es lo menos violento que conozco, entonces ha sido un trabajo muy respetuoso y contenedor de parte de él”, comentó la actriz. Sin embargo, reconoce el agote que esto genera por la cantidad de escenas de este mismo tono.
“Puedo sentirlo cuando termina el día de grabación y estoy más cansada porque no digamos que me he reído mucho”, reconoce. La actriz también habló sobre la preparación y creación de este personaje, que en otra actriz cobra otros ribetes: “uno la ve aparentemente débil, pero le interesan mucho la literatura, el arte y eso le da una sensibilidad distinta”.
“Es una mujer profundamente fuerte porque encuentra códigos y maneras de sobrevivir a esa realidad para poder manejarla a su favor”, explica la actriz. “Tiene una templanza y una aceptación gigantes, pero no pierde carácter y busca espacios que la hagan vivir y respirar mejor”.