El actor prueba suerte fuera del país tras un complejo período marcado por su visión del estallido social y una denuncia de violencia intrafamiliar. Este mes se reencontrará con el público del cine chileno en el estreno de la película “La fuente”, inspirada en los hechos de octubre de 2019.
Por Ignacia Castillo Fotos Sebastián Amenábar, La Fuente
Sin querer revelar con precisión en qué parte de Europa reside actualmente, Luis Gnecco, de 62 años, se prepara para el estreno en Chile de “La Fuente”, filme que marcará su regreso al cine chileno tras varios años en pausa.
Con una carrera que –según una entrevista publicada por Chileactores– suma cerca de cuarenta películas, treinta series y más de veinte teleseries, Gnecco decidió dejarlo todo y partir de cero, lejos de Chile, luego de una etapa especialmente difícil.
Todo comenzó durante el estallido social, fenómeno del que fue crítico y eso le costó la simpatía del público. La situación se agudizó tras ser acusado de violencia intrafamiliar por su exesposa. Curiosamente, serán las mismas protestas de octubre de 2019 las que lo harán reencontrarse con la audiencia nacional el próximo 4 de diciembre, con el estreno de “La Fuente”. La cinta, dirigida por Daniel Vivanco, tiene a Gnecco como protagonista en el papel de Luca Barella, personaje inspirado en Carlos Siri, dueño de La Antigua Fuente (ex Fuente Alemana), restaurante fuertemente vandalizado durante el estallido.
“La idea original es de Daniel Vivanco, quien me invitó a sumarme a este proyecto que aún estaba en proceso de creación. Al conocernos, nos dimos cuenta de que coincidíamos en cómo percibíamos el estallido, y realizamos un primer teaser sobre el mundo interior de Luca Barella”, cuenta Gnecco.

El personaje, explica, “está absolutamente fragmentado entre su noción del deber, la rigurosidad que impone la práctica del Iaido –su arte marcial– y el estrés de defender su local, que no solo representa su fuente de trabajo, sino también el de quienes allí colaboran”.
Un crowdfunding permitió reunir alrededor de un tercio del presupuesto necesario. Luego Vivanco escribió el guión final, considerando las sugerencias del actor. “Me siento muy agradecido por la forma respetuosa y cariñosa en que se dio esta colaboración”, dice Gnecco.
—Luego de todos estos años, ¿cómo interpretas lo que pasó con el estallido social?
–Sigue siendo un fenómeno que divide. Basta escuchar la forma en que se nombra para saber de qué lado estás: “estallido social”, “revuelta”, “estallido delictual”. A mí me gusta el término que usa Lucy Oporto: “asonada”. Nunca he sido de salir a manifestarme, aunque confieso que me fascinaron las primeras imágenes, con tono carnavalesco. Pero el entusiasmo se desvaneció rápido al ver hacia dónde iba todo. A los pocos días, esa supuesta “fiesta de las demandas populares” estaba cooptada por un lumpen violento y una multitud joven con consignas que no llevaban a ninguna parte. De ahí solo podía venir el caos. Finalmente, eso fue lo que ocurrió, con el entusiasta concurso de muchos de los que hoy niegan su defensa, pasiva o activa, de aquellos hechos, incluyendo al propio Presidente de Chile. Somos una sociedad muy cínica. Me resulta inexplicable que personas serias, con formación académica, hayan relativizado los márgenes de la violencia y el orden público.
–¿Cómo crees que será recibida la película en Chile?
–Tu pregunta sugiere que podría ser un trago amargo, y no lo es. Es una ficción inspirada en hechos reales, centrada en las tribulaciones del personaje, que ve cómo su vida se derrumba y encuentra en la defensa de su local un refugio y un sentido. Es una historia donde el protagonista está casi el 90% del tiempo en cámara, y todos los personajes dialogan con su conflicto. La película fusiona realidad y ficción de un modo que impacta y obliga al espectador a tomar posición. No deja indiferente, emociona. Puede generar debate, y eso me encanta: te deja tarea para la conversación posterior.
“La Fuente” se realizó en tiempo récord para estar lista en octubre, al cumplirse seis años del estallido. Con todo, el rodaje fue “muy amable”, dice Gnecco. “Daniel, generosamente, me pidió ayuda para sugerir nombres de actores y actrices. Entre los de mi tribu, el estallido aún se evalúa de manera diferente. Yo lo respeto y, aún más, lo entiendo. En Chile todos los actores nos conocemos, y siempre es como trabajar entre amigos”.

–El estreno será en un momento de efervescencia política, entre la primera y segunda vuelta. ¿Cómo será estrenar en medio de ese clima?
–La Fundación Cultural de Providencia y su director, Jorge Andrés González, pusieron desde el inicio al Teatro Oriente a nuestra disposición para el estreno. Esto contrasta con la falta de visión, o derechamente, la comodidad, de los distribuidores, que no se interesaron demasiado. Salvo Cinecolor, que la programó para diciembre. Tengo la impresión de que no les gusta arriesgar. En Europa, en cambio, la mayoría de las películas independientes tiene su espacio para competir con los blockbusters.
–Más allá de la película, ¿esperas reencontrarte con el público chileno?
–Suena cursi, pero es cierto. Hace años que no hacía cine chileno. Lo último fue Top Chef VIP, en televisión, una gran experiencia. He tenido proyectos afuera, pero puede que el próximo año vuelva a hacer cosas allá. Es muy agradable leer a la audiencia, recibir su cariño o incluso su rechazo, pero de manera respetuosa. Los actores estamos siempre expuestos y yo, casi irresponsablemente, he dado opiniones sobre temas más allá de lo pertinente. Nada que hacer, soy así, y eso me ha traído más de un problema. En esta pasada por Chile he tratado de cuidarme y he recibido los comentarios sobre la película con humildad y mucho cariño. Ha sido muy grato.

En 2021, su exmujer puso una demanda en contra suya por violencia intrafamiliar. El caso fue suspendido en junio de 2021, pero afectó decisivamente la carrera del actor. Según ha contado, perdió muchos contratos y hasta trabajó como conductor de Uber.
–¿Qué huellas dejó esa publicitada demanda por violencia intrafamiliar?
–En lo personal, este tema –doloroso, sin duda– ya lo tengo, y me atrevo a decir que lo tenemos superado ambos. Solo puedo hablar por mí, pero intuyo que ambas partes hemos reflexionado sobre lo ocurrido y sobre cómo llegamos a esa situación. Hoy mantenemos una relación pacífica, centrada en la crianza de nuestro hijo, lo que no es poco en estos tiempos. Respecto de cómo la sociedad aborda estos temas, me temo que la naturaleza humana castiga injustamente, y muchas veces de manera exagerada, a sus chivos expiatorios. El hacha del verdugo cae con más violencia/placer sobre quien ha destacado, y las proclamas ejemplificadoras son entendidas ciegamente por quienes claman sangre. En eso, seguimos igual que al principio de los tiempos.
–¿Dónde vives ahora y cómo han sido estos meses fuera de Chile?
–Prefiero no revelar mi geolocalización exacta, pero decidí irme y estoy haciendo todo lo posible para que sea definitivo. No es fácil, sobre todo dejando a un hijo entrando a la adultez y otro que deja muy rápido, para mi gusto, de ser un pollito al que me gusta llenar de mimos. La distancia con los amigos también pesa, aunque siempre he sido un poco satelital. Estoy y no estoy, como el gato de Schrödinger. Me conocen y me quieren así, supongo. Quizás irme de Chile a mi edad es arriesgado, pero los desafíos son lo mío. No conozco otra forma de vivir. Las veces que he intentado estabilidad, he fracasado estrepitosamente. Vamos a ver cómo termina todo esto, pero me tiene lleno de energía y miedo.
–¿Cómo está el mercado para un actor chileno en Europa?
–Difícil. En cualquier parte del mundo eres un extranjero. Mi pasaporte italiano ayuda en inmigración, pero no necesariamente a la hora de buscar trabajo. Tengo buenas representantes y muchas habilidades, pero siempre seré un extranjero. De todos modos, tomé esta decisión y voy a llegar hasta el final. Y si no, como me dijo mi hija Martina, es mejor manejar un Uber en Europa que en Chile, jajaja.
–¿Qué proyectos te tienen entusiasmado?
–Desde 2021, cuando me quedé sin trabajo en Chile, he trabajado fuera: México, Argentina, Perú y últimamente Reino Unido. España está al debe, pero ya lo lograré. Acabo de filmar una película pequeñita en México, “La Azotea”, sobre el incesto, tratada de manera brillante por su directora. Fue un regalo. Y tengo otra pendiente del año pasado que aún no ve la luz: “Borges and Me”, donde interpreto al mismísimo Jorge Luis Borges. Es mi primera experiencia como protagonista en un filme angloamericano independiente. La historia es preciosa, fue como sacarse la lotería.
–¿Habías proyectado tener una carrera en el extranjero?
–Nunca proyecto nada, aunque ya estaría bueno a mi edad. Lo mío es playing by ear. Sigo el camino por donde la vida me lleva. Soy, humildemente, parte de los pocos actores chilenos con la oportunidad de trabajar fuera, y trato de hacerlo lo mejor posible, aprovechando al máximo cada oportunidad que se presente.