Siempre nos fijamos en el vestido de novia, pero ¿qué pasa con los zapatos? El calzado es una pieza fundamental en cualquier look, pero en especial el día de tu matrimonio. Puede que no le presentemos tanta atención, porque nuestros ojos se fijan en el traje, las joyas y el peinado, pero lo que sucede en los pies también puede ser una obra de arte, en especial si eres reina, princesa o duquesa.
Algunas integrantes de realeza realmente crecieron varios centímetros gracias a sus zapatos, a pesar de la incomodidad y de las horas que estarían de pie. En Velvet, decidimos hacer un recorrido histórico los zapatos que lucieron los royals el día que dijeron “sí, acepto”.
Sigue siendo una inspiración en términos de looks nupciales. La princesa de Mónaco con el príncipe Raniero III en la Catedral de San Nicolás. La diseñadora y estilista Helen Rose confeccionó el vestido y parecía una verdadera Cenicienta. Fueron dos meses de trabajo de 60 costureras. “Sus zapatos blancos estuvieron a cargo del maestro David Evins. Tenían un tacón de seis centímetros de altura y estaban bordados con un sencillo patrón y pequeñas perlas incrustadas“, explicó Vanity Fair.
Grace Kelly era estadounidense pero su origen era irlandés así que su zapato izquierdo llevaba un pequeño centavo de cobre, una costumbre popular en Irlanda con la que la princesa homenajeó a sus antepasados.
Se casó con el príncipe Carlos en la catedral de San Pablo, en Londres. El vestido de David y Elizabeth Emanuel se llevó todas las miradas. Simplemente fue demasiado majestuoso. Tenía mangas abullonadas, más de diez mil perlas y muchos volantes. Sus zapatos fueron de tacón bajo, porque el príncipe y la princesa median lo mismo, 1,78 metros, y por razones obvias ella no podía verse mucho más alta.
El diseñó contó con detalles muy personales como las iniciales de la pareja. Fueron diseñados por el zapatero Clive Shilton que les dedicó casi seis meses de trabajo. Eran de gamuza y estaban cubiertos por más 500 lentejuelas y perlas. Además, la suela estaba grabada con motivos florales; el toque personal de Diana.
Shilton se reunió varias veces con la joven princesa durante el proceso de diseño. Cuando le mostró los bocetos iniciales, presentó cuatro diseños diferentes, incluido un diamante, un óvalo, un círculo y un corazón. Él recordó en varias entrevistas que ella insistió mucho en que debería ser el corazón.
Pasó de periodista a reina, casi una historia de amor de Disney. Se casó con el príncipe Felipe VI de España en la Catedral de Almudena en Madrid. Los zapatos estuvieron cargo del diseñador Manolo Blahnik, el favorito de muchas celebridades como Sarah Jessica Parker. Tenían diez centímetros. Le contamos que Letizia mide 1,68 metros, mientras que Felipe VI mide 1,97 metros. El calzado tenía el mismo tejido que el traje de novia. “Un calado lateral, la lengüeta era en forma de lágrima y estaban rematados con un lazo en el empeine”, resumió Vanity Fair.
Kate Middleton se casó con el príncipe Guillermo de Inglaterra en la abadía de Westminster. Se vio espectacular en un vestido confeccionado por Sarah Burton, directora creativa de Alexander McQueen. “Los bordados de su vestido y su velo fueron hechos por integrantes de la Royal School of Needlework de Reino Unido, una institución con más de cien años de historia, dedicada a resguardar y enseñar los encantos de los bordados artesanales de este rincón de mundo. Y sí, sus zapatos fueron elaborados por personas de este lugar”, reveló Vogue.
Pasó de actriz a duquesa de Sussex. Meghan Markle y el príncipe Harry se casaron en el Castillo de Windsor. Sus zapatos eran Givenchy y fueron tan clásicos como su vestido por la modista británica, Clare Waight Keller. Eran ultra altos, con punta puntiaguda y de satén de seda. Según un comunicado del Palacio de Kensington, Meghan trabajó estrechamente con el diseñador para crear el look. “Que personifica una elegancia mínima y atemporal que hace referencia a los códigos de la icónica Casa de Givenchy y muestra la experta artesanía de su mundialmente famoso taller de alta costura parisino fundado en 1952”, decía el comunicado.
La princesa, sin duda, con los zapatos más rebeldes y menos tradicionales. Ella tuvo una boda personal, alejada de los fotógrafos y el público. “Se sabe que ella llevó dos vestidos de novia, uno diseñado por Giambattista Valli para la iglesia y un modelo más casual y con escote, que portó con unos botines blancos de seda de la colección de Chanel Primavera-Verano 2019. Sí, leíste bien, botines, una opción perfecta para las mujeres que quieren llevar una opción más desenfadada el día de su boda”, escribió Vanity Fair.