Desde que la Reina Isabel II comunicara la semana pasada durante su Jubileo de Platino su más sincero deseo para que la Duquesa de Cornwalles se convierta en Reina consorte cuando llegue el momento oportuno, surge la pregunta de cómo será la futura coronación del príncipe Carlos junto a su esposa. Al parecer, se prevé que dichos actos sean muy distintos a los que tradicionalmente se han visto en la monarquía británica, con una ceremonia en la Abadía de Westminster mucho más rápida, sencilla y austera que las anteriores y un con un costo económico notablemente inferior.
Planes que se estarían elaborando con el nombre en clave de Operación Golden Orb, según revela el periódico Daily Mail, para tener todo coordinado de cara al día que tengan que ejecutarse. En su ascenso el trono, el hijo de la Reina Isabel II querría que esa puesta en escena marque lo que será su reinado: más moderno, acorde con los nuevos tiempos y representativo de diferentes grupos y sensibilidades religiosas.
Acto que, precisamente, se reescribió por primera vez hace unos años para actualizar el lenguaje y acortar considerablemente los procedimientos. Rememorando cómo fue la proclamación de la Reina hace siete décadas, el 2 de junio de 1953, el duque de Edimburgo se arrodilló ante su esposa y le prometió amor y lealtad, entonces como el príncipe consorte sin que tuviera derecho a ser coronado.
En aquella fecha, una larga procesión de carruajes trasladó a más de 8.000 dignatarios hasta la Abadía de Westminster, mientras que unos 40.000 soldados participaron en el desfile. La fastuosa ceremonia, que fue la primera en ser televisada, duró más de tres horas y en ella la Reina Isabel lució diferentes trajes. Setenta años después, los invitados se limitarían a un máximo de 2.000 personas y el acto sería “mucho más corto porque hay que tener en cuenta la edad del príncipe Carlos”, señala una fuente al citado medio.
“Será una monarquía reducida en todo momento”, por lo que no sería de extrañar si finalmente “solo vemos al nuevo Rey, a su mujer Camilla, a los duques de Cambridge y a los hijos de ellos, y nietos del futuro monarca: George, Charlotte y Louis en balcón del Palacio de Buckingham” cuando salgan a saludar al pueblo después de la coronación, añaden. Después, se espera que los proclamados monarcas sigan la arraigada tradición de recorrer las principales ciudades de Reino Unido.
A diferencia de una boda real, donde los costos de seguridad los pagan los propios ciudadanos y la ceremonia corre a cargo de la familia, una coronación es financiada por el gobierno. Por otro lado, Carlos de Inglaterra también querría renovar el diseño de la insignia oficial que aparece en los buzones de correos y los uniformes de la policía, eligiendo la corona Tudor para reemplazar la actual de St Edward.