Deja el cargo que ha ocupado durante 16 años en uno de los momentos más altos de su mandato. Angela Merkel como canciller alemana se ha transformado en un emblema para la Unión Europea. Abandona el más alto cargo político alemán con un 80% de popularidad. Su despedida deja un espacio político difícil de llenar, ni siquiera su carisma lo pudo trasladar al candidato de sus filas que la pretendía suceder, Armin Laschet. Y aunque ya se sabe que ganaron los social demócratas, lo que no se sabe es qué hará Angela de aquí en adelante. Dice que quiere dedicarse a leer, a descansar, que se iría a su casa de campo para dedicar las horas a cultivar su huerto. Lo único que se sabe es que por los servicios prestados a la nación durante todos estos años, tendrá una pensión de 15 mil euros.
Para los que aún no creen que sea un retiro tan rotundo, la líder política queda en una situación donde no tendría porqué retirarse de la escena totalmente. Como ex canciller le correspondería una oficina en el Parlamento para usar con completa libertad, además de un auto con chofer y secretarios propios. En teoría, los 15 mil euros brutos mensuales serían el 65% de su remuneración siendo canciller. En total, Merkel ha cobrado a lo largo de su vida pública entre 3 a 5 millones de euros, dinero que ni ella ni su marido, el químico Joachim Sauer, nunca han hecho ostentación.
Actualmente, el matrimonio vive en un departamento en Berlín. El mismo desde que salió elegida por primera vez, en noviembre de 2005, y el que Merkel no ha querido dejar, ubicado a kilómetro y medio de la cancillería, contando a su haber con un discreto guardaespaldas. Ha confesado que en casa encuentra gran compañía escuchando radio, sobre todo durante los fines de semana. Merkel es futbolera, pero nunca ha definido de qué equipo es, aunque sus celebraciones por la selección alemana son conocidas, de hecho han sido parte de algunas de sus crisis políticas, como cuando fue al Mundial de Brasil a ver a la selección alemana en un viaje de cuantioso gasto público.
Angela Merkel no tiene hijos propios, pero su marido sí: dos de su matrimonio anterior. Así y todo, forman una familia con buenas relaciones y de varias reuniones al año, en donde Merkel disfruta cocinando platos típicos con ingredientes de su propio huerto, porque su verdadera pasión, más allá de las intelectuales como la lectura y la ópera, es la horticultura. La ex canciller tiene una pequeña casa de campo a pocos kilómetros de Berlín, muy discreta, y con un jardincito sin muchas flores pero sí cosecha papas y otras hierbas con las que prepara sopas y ensaladas.
Es de público conocimiento como Merkel y su marido salen de compras o pasean por el barrio, disfrutando de la vida cultural de Berlín, yendo a conciertos de música clásica o a obras de teatro. Hábitos que pretenden aumentar en este supuesto retiro. A Angela le gusta el senderismo de montaña, usando incluso tiroleses durante sus excursiones. Suenan todos panoramas muy bucólicos, sí. Sin embargo, vamos a ver si las ganas de la política y de permanecer en la opinión pública predominan, porque como ya hablan los medios, la Merkel aun es joven para este oficio público, por más que muchos de los mismos medios de comunicación han evidenciado preocupación por su estado de salud. Lo que se sabe hasta ahora, es lo que la ex canciller le dijo a unas niñas en una de sus últimas visitas a una escuela pública: que lo que quiere es cultivar y cocinar las propias verduras que cosecha y poco más.