Serotonina, dopamina, oxitocina, endorfinas y melatonina, todas hormonas relacionadas con la felicidad y que podemos activar a través de lo que comemos.
Buscar la felicidad es parte de nuestra vida. Pero como todo en la vida, no es un estado constante debido a diferentes factores, tanto endógenos como exógenos. Y uno de esos factores que afecta dicho estado es la alimentación. La cual tiene la capacidad de interferir de forma positiva en la producción de las hormonas relacionadas con la felicidad, lo que tiene una repercusión directa en nuestro estado de ánimo.
Mantener una alimentación equilibrada es esencial en muchos sentidos, pero en la salud mental. Y es que afecta a la producción de las hormonas, influye en la inflamación y el estrés oxidativo, y tiene un alto impacto en la microbiota intestinal, todos factores que influyen en nuestro estado de ánimo.
Las conocidas como hormonas de la felicidad son cinco: la serotonina, la dopamina, la oxitocina, las endorfinas y la melatonina. Las que se encargan de regular nuestro estado de ánimo, el placer, el amor, el sueño y el bienestar. Por lo mismo, es importante activarlas, ya sea mediante la alimentación o un cambio de hábitos.
Las endorfinas, por ejemplo, se liberan en situaciones de dolor o estrés, y ayudan a reducir el dolor, además de generar una sensación de euforia. La serotonina, por su parte, es también conocida como el neurotransmisor de la calma y la felicidad. La dopamina, en cambio, es la hormona del placer y la recompensa. La oxitocina es la hormona del amor y la confianza. Y, por último, la melatonina es el neurotransmisor del sueño y el descanso.
Hay muchos alimentos que pueden ayudarte a activar las hormonas que provocan que tu felicidad aumente. Y puedes incluirlos dentro de una alimentación saludable y variada.
El chocolate contiene feniletilamina, una sustancia que estimula la liberación de dopamina y triptófano, un aminoácido que favorece la producción de serotonina. Además, tiene flavonoides, antioxidantes que protegen las células cerebrales del estrés oxidativo y mejoran el flujo sanguíneo al cerebro.
Los frutos secos son una fuente de grasas saludables, proteínas, fibra, vitaminas y minerales que aportan energía al cerebro. Destacan las nueces con un alto contenido en omega-3, las almendras que contienen magnesio y los pistachos que tienen fitoesteroles, unos compuestos que reducen el cortisol.
Los plátanos tienen triptófano, un aminoácido que el cerebro utiliza para fabricar serotonina. También, tienen potasio, que ayuda a regular la presión arterial, y vitamina B6, que interviene en la síntesis de neurotransmisores como la dopamina y la noradrenalina, que regulan el humor y la motivación.
El yogurt contiene probióticos, unas bacterias que habitan en nuestro intestino y que influyen positivamente en nuestra salud física y mental. Y algunos estudios han demostrado que pueden mejorar el estado de ánimo, reducir la ansiedad y aliviar los síntomas de la depresión.
Las espinacas contienen ácido fólico, una vitamina del grupo B que participa en la producción de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y las endorfinas. Además, por su contenido en hierro, previene la anemia, una condición que causa cansancio y apatía. Además, transporta el oxígeno a las células cerebrales mejorando el rendimiento cognitivo.