Ya han pasado 25 años desde que Madonna lanzó el que sería su disco más importante y el que llevó al pop femenino a un nuevo nivel. Un 22 de febrero de 1998, la Reina del Pop sorprendía con un sonido nunca antes explorado en la escena mainstream. Hablamos de Ray of Light, su séptimo álbum de estudio, el más importante en su carrera y la Biblia pop que cambió el panorama musical de la época. Sin embargo, su proceso de creación no fue nada sencillo y nació de un viaje espiritual y musical.
Los noventa fueron uno de los periodos más ambivalentes en la carrera de Madonna. A comienzos de década, la prensa y sus más críticos la destruyeron por el lanzamiento conjunto de Erotica y el libro Sex, además su paso por el cine trajo resultados mixtos. Fue en 1996 donde comenzó a gestarse Ray of Light, con dos eventos que marcaron su vida. En primer lugar, comenzó a tomar clases de canto al prepararse para Evita, lo que la hizo madurar como artista. Sin embargo, el gran cambio por el que pasó fue el nacimiento de Lourdes, su primera hija.
Anteriormente, Madonna nunca temió en ser honesta sobre su deseo por la fama, manifestando en su debut que quería “conquistar el mundo”. Pero con el nacimiento de su hija, había algo más importante para ella, algo más que proteger y comenzó a hacerse preguntas que había preferido ignorar por años. La Reina del Pop comenzó a repensar su relación con la fe. Aunque creció en un ambiente cristiano, estas creencias chocaban con su personalidad rebelde y le trajeron más de un problema a lo largo de su carrera. Durante el mismo periodo, comenzó a estudiar sobre el hinduismo, adoptó la cábala y practicó el yoga. Esta experiencia le hizo pensar el mundo más allá del que conocía, expandiendo no solo sus creencias, sino que su deseo por una música y sonidos que no había explorado antes.
Aunque sabía que quería explorar un nuevo sonido, el viaje no fue sencillo. Originalmente, Madonna volvió a colaborar con el productor de Bedtime Stories, Babyface, pero su trabajo se descartó. Posteriormente, recurrió Rick Nowels, con quien escribió siete canciones, de las que solo tres terminaron usándose. Fue cuando conoció al productor de música electrónica, William Orbit, que el sonido de Ray of Light comenzó a tomar forma. La electrónica ambiental y experimental del británico era precisamente el sonido expansivo que Madonna estaba buscando para retratar su nueva mirada del mundo.
Durante cuatro meses, el periodo más largo que le ha tomado a Madonna el crear un disco, ella y Orbit fueron creando una pieza distinta a cualquier otro de sus discos y sonidos en el pop mainstream. Aunque la electrónica ya tenía a grandes representantes, era primera vez que un álbum pop la acogía sin ningún tipo de recelo. Muchos vieron Ray of Light como a Madonna intentando saltar a la tendencia de moda, considerando el éxito de la electrónica en Europa. Sin embargo, la Reina del Pop nunca tuvo miedo de explorar con los distintos géneros y la reinvención siempre ha sido su emblema.
Luego del nacimiento de Lourdes, Madonna se acercó a otro tipo de fe. Una que tuviera sentido para una artista como ella, que intentaba proteger a su hija de toda la atención mediática que generaba su presencia. En especial en una época donde la constante presencia de fotógrafos y la obsesión por la celebridad terminaron en tragedia. En Drowned World/Substitute for Love, recuerda la trágica muerte de la Princesa Diana, mientras que la grabación de Swim ocurrió el mismo día del asesinato de Gianni Versace.
La fama que tanto había buscado, ahora era una amenaza para ella y a quien más quería proteger. El éxito, la aclamación, la atención y el dinero no pudieron completar su vida y salió a buscar respuestas. ¿Dónde las encontró? En un mundo que ignoraba hasta ahora, una espiritualidad que no tenía que ver con creencias restrictivas, en el amor por su hija.
Ray of Light es considerado la más importante reinvención en la carrera de Madonna. Una reinvención artística y personal, donde su sonido reflejó a la perfección el viaje espiritual por el que pasaba y que quedó reflejado tanto en sus letras como en su electrónica. Todo un logro considerando que nació más de una década después de su debut y que era su séptimo álbum de estudio. Una prueba que los artistas pueden seguir evolucionando, una y otra vez, y también puede hacerlo su música.
El pop femenino brilló como nunca en la década de los noventa, donde las divas de la escena se atrevieron con sus trabajos más experimentales y Madonna fue una de las grandes en liderarlo. Pocas veces ocurren fenómenos como los de Ray of Light, una apuesta sin duda riesgosa, pero que valió más que la pena el tomar. Ante cualquier duda o cuestionamiento que se pueda lanzar contra la Reina del Pop, solo basta escuchar Ray of Light para recordar que, sin los escándalos, sin controversias, sin grandes adornos, se encuentra una verdadera gema de la música pop y una mujer en búsqueda constante de ir un poco más allá.