En las afueras de Londres, en la mansión de la familia Tallis, ocurre esta historia en el día más caluroso del verano de 1935. La madre encerrada en su habitación a oscuras y sufriendo de migrañas, y de visita los primos de la familia, los Quincey: un par de gemelos que corretean y rebotan pelotas en las paredes y Lola (Juno Temple), un poco mayor que su prima Briony (Saoirse Ronan), que en la plenitud de la adolescencia y el calor afectando las hormonas, le lanza insinuantes miradas al invitado del fin de semana: Paul Marshall (Benedict Cumberbatch).
Mientras Lola está preocupada de los temas propios de una adolescente, Briony sigue habitando ese estado de las fantasías que ella vuelca en creación. Y es que Briony es la escritora de la familia y por esos días llevará a las tablas, en colaboración con sus primos, el montaje de una obra teatral escrita por ella: Las tribulaciones de Arabella. Es un periodo entreguerras en Europa, faltarán unos años para que se cierne la amenaza del nacional socialismo alemán que terminaría por fracturarlo todo. Pero en la casa de los Tallis, la propia Briony, esa púber de melena rubia, será la que, a punta de su propia cabeza fantasiosa, lo quiebre todo.
Briony es la hermana menor de Cecilia (Keira Knightley) quien tiene un romance con Robbie (James McAvoy), el hijo de la cocinera de la familia, quien ha sido su amigo de infancia, porque pese a las diferencias sociales, se han criado juntos en ese caserón en plena campiña inglesa. Aquella tarde calurosa y lánguida, Briony cree ver algo desde la ventana del salón, una situación muy inofensiva entre Cecilia y Robbie que, sumada a una intromisión de la misma Briony en la intimidad de los jóvenes, termina maquinando una acusación de carácter moral grave que provoca el alejamiento de Robbie de la familia y de su gran amor, Cecilia.
La película pasa por los años. Va a los tiempos de la Segunda Guerra, donde Robbie es soldado, Briony parece estar pagando su culpa psicológica siendo enfermera de un hospital. Cecilia también es enfermera, pero el vínculo con su hermana parece haberse perdido. Unas cartas interceptadas, mensajes que nunca llegaron, un encuentro ficticio, y una Briony anciana en la actualidad y escritora reconocida, presenta su nueva novela, Atonement, mientras carga el pesar en su mirada. Su nuevo trabajo es una historia real con un final ficcionalizado, así como el que vimos durante la película.
Y en ese punto es donde termina cerrándose de forma magistral la idea del creador original de esta historia, el escritor inglés Ian McEwan, porque en todo esto nos quiere hablar de literatura y de la ficción, como gestos de perdón y de expiación de culpas ante los daños provocados en la vida real.
Con un guion adaptado de forma impecable, y dirigida por Joe Wright, quien antes había dirigido a Knightley en Orgullo y Prejuicio, Expiación termina siendo en 2007 una de las mejores películas de aquel año. Y se llevó la ovación unánime de la crítica, nominada a 7 Oscar (ganando uno como Banda Sonora), a 7 Globos de Oro (ganando Mejor Película Dramática y Mejor Banda Sonora) y 10 BAFTA (ganando Mejor Filme y Mejor Dirección de Arte), además de muchos otros reconocimientos.
La película es hoy uno de esos dramas románticos inevitables de volver a ver, tanto por el romance como por sus virtudes visuales. Entre ellas, destaca el icónico vestido verde de Keira Knightley.
Una genialidad proveniente de la mente creativa de la directora de vestuario Jacqueline Durran. Quien revisitó diseños propios de los años 20 y de los 30 de firmas como Chanel, pero introduciendo elementos contemporáneos. Así, lo que vemos es un vestido que marca la cadera a través de un drapeado que se remata en un nudo frontal. Un poco en la línea de la moda que se impuso durante los años 20 después de descubrirse la tumba de Tutankamón. La mirada actual se luce en sus líneas simples y en un escote a la altura del pecho y la espalda que es pura clase y sensualidad.
Esta semana se han cumplido 15 años del estreno de Expiación, una de las películas más emblemáticas del cine romántico. Y que nos reveló un elenco plagado de estrellas (sería la punta de lanza para la carrera de Benedict Cumberbatch, Saoirse Ronan, Keira Knightley y James McAvoy). Un romance como los del cine de antaño y que nos regaló una imagen imborrable: ese soñado y maravilloso vestido verde.
Expiación, está disponible actualmente en Netflix.