Liam Neeson es uno de los actores más respetados cuando se trata del género de acción. Y es que más allá de Star Wars o Realmente amor, cuando se trata de luchar por el bien contra los malos, todos quisiéramos tener a un Liam cerca.

Búsqueda implacable es un clásico del actor irlandés que hoy cumple 70 años y el cual tiene un amplio menú de acción en las plataformas de streaming. Sin embargo, no todo es un éxito de taquilla en la vida de este aclamado actor. Es más, podría ser perfectamente el guión de una de las películas de Liam, en las cuales sus ojos siempre tristes lo acompañan.

La verdad que se esconde tras sus ojos es un camino de sufrimiento, situaciones y experiencia que lo marcaron en su infancia, y lo llevaron a una adolescencia controvertida.

Liam Neeson fue criado bajo la religión católica en todo lo que eso conlleva, es decir, un régimen estricto. Cada domingo iba a misa junto a sus padres y tres hermanos. Y en la semana, realizaba ayuda solidaria en Bellymena, donde nació en Irlanda de Norte. “Yo era monaguillo cuando era niño y tuve la fantasía de ser sacerdote”, contó alguna vez a CNN.

Neeson es géminis y nació el 7 de junio de 1952 en una época en que Irlanda del Norte atravesaba violentos conflictos sociales. Solo había dos caminos, o eras católico o protestante. Blanco o negro, en el centro… nada. “No fue fácil crecer en ese ámbito, con dos religiones enfrentadas, con protestantes en la calle. Todo eso te vuelve precavido. Muchos amigos murieron en encuentros con otras pandillas. Fui un chico que creció en un lugar en el que durante 30 años hubo guerra“, reveló.

Y hay una fecha que marcó su juventud. El 30 de enero de 1972 paracaidistas británicos descendieron en la ciudad de Deery y dispararon a matar. Murieron 14 civiles desarmados. Liam tenía 19 años estaba ahí y se salvó de milagro. “He conocido a chicos y chicas que han sido perpetradores de violencia y víctimas. Protestantes y católicos. Es parte de mi ADN“, dijo al mismo medio.

Cuando tenía 9 años sus padres lo inscribieron en boxeo, para que hiciera un deporte y supiera cómo defenderse. Su profesor era el párroco del pueblo. “Era un gran boxeador, al poco tiempo se convirtió en el mejor de Irlanda”, recordó el hombre en una entrevista. A los 11 empezó a boxear profesionalmente y a estudiar teatro (para estar con una compañera de colegio que le gustaba).

Cuando terminó el colegio, ingresó a la universidad para estudiar Física y Ciencia Informática, pero lo dejó por trabajo. Como el dinero no sobraba, quería su independencia. El boxeo también lo dejo luego de un fuerte golpe que lo dejó en la clínica. Nunca más quiso saber del ring. Y siguiendo con los abandonos, también dejó su trabajo en una cervecería para desempeñarse como profesor de Informática. Sin embargo, una discusión con un adolescente de 15 años terminó con Liam golpeándolo y lo echaron.

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Fue en 1976 que se decidió por la actuación y rápidamente se convirtió en un referente del teatro local. Y se probó en películas pequeñas. En 1980 el cineasta británico John Boorman lo reclutó para Excalibur. Se fue a vivir a Inglaterra y durante el rodaje conoció a la actriz Helen Mirren, su primera novia famosa. Al poco tiempo se fueron a vivir juntos y cuatro años después se separaron, justo cuando a Liam lo llamaron para la serie Miami Vice, de Don Johnson, que lo llevó a mudarse a Estados Unidos.

Cuando el actor tenía 42 años conoció al gran amor de su vida: la actriz británica Natasha Richardson. Se casaron y tuvieron dos hijos: Michael y Daniel. En el 2000 la vida los puso a prueba cuando el actor sufrió un grave accidente: iba en su moto cuando un ciervo se cruzó en el camino, y terminó cayendo por un barranco. Fue internado con fracturas y múltiples contusiones, y el diagnóstico de los médicos no era alentador. Pero logró recuperarse. Si bien, volvió a hacer cine, jamás pudo subirse a una moto de nuevo, ni por orden del guión.

Pero luego vendría lo peor, y el mundo perfecto de Liam y Natasha se derrumbaría para siempre. El 18 marzo de 2009, la actriz esquiaba en un centro de ski cerca de Québec, Canadá. Perdió el equilibrio y al ir a gran velocidad su cabeza dio contra el hielo. La llevaron a urgencias de inmediato, pero los doctores nada podían hacer tras detectar que tenía muerte cerebral. Tenía 45 años.

A partir de entonces, el actor cambió radicalmente. Volvió a trabajar para intentar despejarse de su profunda pena, ya que no quería caer en una depresión. “No soy bueno sin trabajo”, dijo en una entrevista a 60 minutos. “Simplemente no quería, especialmente para mis hijos, parecer estar revolcándome en tristeza o en la depresión”.

Hace poco tiempo reveló que la muerte de Natasha le dejó una enseñanza: “Aprendí a vivir y amar todos los días como si fuera el último. Porque algún día, lo será”.

Y así, a sus 70 años Liam Neeson sigue salvando, cuidado y rescatando a personas en la pantalla grande. Y así esperamos que continúe su carrera.