La bendición Urbi et Orbi (que significa “A la ciudad de Roma y al mundo”) es una de las más esperadas por el mundo católico y se da dos veces al año, para Navidad y Semana Santa. Este 2020, a pocos días que comience este último período, el Papa Francisco siguió con la tradición, pero impactó su presencia ante una desolada Plaza San Pedro.
Además, estaban los vestigios de una tormenta, por lo que fue algo completamente distinto a tantos años anteriores, donde ya se empezaba a sentir la primavera. Incluso, el ambiente lúgubre ni siquiera se asemejaba a otros tan difíciles para la Iglesia Católica, como cuando ha tenido que enfrentar las situaciones de abuso sexual por parte de muchos de sus prelados o la corrupción que cada tanto se sabe que emerge por la tentación económica que producen las arcas del Vaticano.
Este 2020, con el coronavirus asolando el mundo, el Papa impartió esta esperada bendición, prometiendo a sus fieles indulgencia plenaria bajo ciertas condiciones. A grandes rasgos, para los católicos es la liberación de los pecados perdonados previa reparación.
Tal como se señaló desde Vatican News, el Pontífice, además de los mensajes dirigido a sus fieles, pidió a Dios que bendiga al mundo de salud a los cuerpos y que consuele los corazones. Algo especial, sobre todo en días en que se registran más y más muertos por la pandemia del coronavirus. De hecho, Italia ya está en aproximadamente en los mil fallecidos diarios, siguiendo a Estados Unidos que está en el primer lugar de esta medición.