Una de las debilidades de la reina Isabel II durante su largo reinado, fueron los animales. La monarca, que falleció en septiembre del año pasado, guardaba en un lugar muy especial a las mascotas que la acompañaron.
Para Isabel, el amor por los caballos y los perros, en especial los corgis, sobrepasaba todo límite. Y por lo mismo, fue muy importante darle las gracias al veterinario que cuidó de su querida y leal mascota, Susan.
¿Quién es Susan?
Susan, fue la fiel compañera de Isabel incluso desde antes de ser coronada como reina. Y además, fue la matriarca de 14 generaciones de corgis reales, murió el 26 de enero de 1959.
Tras su muerte, la Reina Isabel decidió escribir una nota de agradecimiento al veterinario Harold Swann, que había intentado salvar la vida de la corgi Pembroke Welsh.
«Me gustaría agradecerle todo lo que hizo por mi querida Susan cuando enfermó. Y por las inmensas molestias que se tomó para enviarla a Cambridge y por todos los cuidados que recibió mientras estuvo allí», escribió.
«Siempre temí perderla, ya que la tenía desde que tenía seis semanas, pero estoy muy agradecida de que su sufrimiento fuera tan misericordiosamente corto», continuó Isabel, quien firmó «Atentamente, Elizabeth R».
Susan fue enterrada en la finca de Sandringham con una lápida especial en la que se leía: «Durante casi 15 años, la fiel compañera de la Reina». Según Caroline L. Perry, la monarca «eligió personalmente la inscripción para la lápida».
«Susan estuvo presente en muchos de los momentos más importantes de la vida de Isabel», explicó Perry. «Estuvo al lado de su compañera real cuando Isabel se alistó en un regimiento femenino cuando la Princesa sirvió a su país durante la guerra».
Según Perry, autora de The Corgi and the Queen, señaló a People, Susan estuvo en su matrimonio con el Príncipe Felipe, y «se convirtió en el segundo amor de la vida de Isabel».
«Susan también proporcionó consuelo cuando murió el querido “Papá” de Isabel, el Rey Jorge VI; cuando fue coronada Reina con sólo 25 años, y cuando se convirtió en madre».
«El legado de Susan fue duradero», concluyó la autora. «Gracias a ella, y a sus descendientes, el corgi será para siempre el símbolo de la segunda época isabelina».