El gran lanzamiento de esta semana en Netflix es La red avispa (Wasp Network), dirigida por el francés Olivier Assayas; y con las interpretaciones de Penélope Cruz, Gael García Bernal, Edgar Ramírez, Ana de Armas, Walter Moura y Leonardo Sbaraglia, entre otros. La cinta se basa en el libro Los últimos soldados de la Guerra Fría, del brasileño Fernando Morais.
Una historia real, que cuenta cómo a principios de los años 90 –tras la caída del Muro de Berlín y el fin de la órbita soviética–, un grupo de espías cubanos se infiltró (como avispas) entre los máximos líderes de las organizaciones anticastristas de Miami; desbaratando así diversos atentados terroristas contra hoteles y epicentros turísticos, el único motor económico de la isla, que en ese tiempo era dirigida por Fidel Castro.
Dos integrantes del grupo de espías, conocido como Los Cinco o Miami Five, son protagonizados por Gael García Bernal (Gerardo Hernández ) y Edgar Ramírez (el piloto y doble agente René González). Los otros tres no aparecen en el filme.
Sin embargo, también se cuenta la historia de Juan Pablo Roque (Walter Moura), quien además de ser doble agente (cubano y del FBI), incluso llegó a casarse en 1995 con la estadounidense Ana Margarita Martínez (Ana de Armas, en la película), para un día escapar sin dejar rastro y volver a Cuba.
Críticas desde Miami
Más allá de la regular calidad objetiva de la cinta (en IMDB tiene una puntuación de 5.8 de 10), las opiniones de parte de miembros de la comunidad cubana de Miami son en su mayoría negativas y les ha afectado más allá de lo cinematográfico. Un ejemplo es el título de una columna en El Nuevo Herald (con noticias del sur de Florida), en que dice: “Regreso de la red avispa mancilla al exilio cubano”.
The New York Times, en tanto, ha dicho que “hay momentos en que Wasp Network se siente como un cuento de John le Carré empapado en el sol de Miami, o incluso una variante Top Gun de mentalidad seria. Pero también es una demostración provocativa de lo extraña que puede ser la vida cuando lo político y lo personal se entrelazan como las raíces de una secuoya gigante”.