Es común que luego de una noche de copas sin frenos, al día siguiente el malestar sea tal que el arrepentimiento no es suficiente. Según los expertos, el único remedio para la resaca es simplemente no tomar alcohol. Sin embargo, si esa no es una opción viable, hay algunas medidas que pueden paliar los síntomas. Tipo: dolor de cabeza, sequedad de boca y mareo, entre otros.

Una de esas medidas es tan sencilla como tomar agua antes, durante y después. Y es que no solo ayuda a mantener un buen estado mental, sino también nos mantiene hidratados, expulsa las toxinas y protege a la piel. Porque sí, el alcohol afecta directamente a nuestra piel.

La clave está en hidratarse

La razón de esto, es que el alcohol provoca deshidratación. Y, al perder líquidos y sales minerales, esas idas y venidas al baño son una alerta de deshidratación. Normalmente, relacionamos el hecho de ir al baño con un buen funcionamiento de los riñones o con problemas de próstata, pero en realidad se debe a una falta de ADH u hormona antidiurética o vasopresina.

Esta hormona hace que se retenga el agua en el organismo y, por ende, se mantenga hidratado. Pero el alcohol inhibe la producción de vasopresina, entonces los riñones no tienen suficiente capacidad de absorber el agua y como consecuencia eliminan orina.

Tiene un efecto diurético sí, pero nos despoja de electrolitos básicos para un buen funcionamiento del organismo, de ahí los síntomas de la resaca. Por ese motivo, hidratarse es realmente necesario cuando se bebe alcohol.

Ahora bien, los expertos sugieren que la cantidad de agua que se deba tomar depende también de la temperatura, entre otros factores. O la actividad que se está llevando a cabo. No es lo mismo beber en un restaurant o en la casa, que en una fiesta o en la playa donde además se suda.

En números, tomar el equivalente de 50 gramos de alcohol en unos 120 ml de agua hace que se elimine más de un cuarto de líquido en forma de orina. Si lo que se bebe es cerveza o combinados a base de bebidas o tónica, no es tan problemático como cuando se trata de destilados, tipo brandy o whisky.

Otro efecto de las bebidas alcohólicas es que, en verano, pueden provocar insolación, porque la piel se quema más fácil. Esto, porque el organismo metaboliza el alcohol con un componente denominado acetilaldehído que hace que la epidermis sea más sensible a los rayos UVA. Lo que, a su vez, incrementa el daño potencial de las células que puede acabar provocando cáncer de piel.

Una vez que se es consciente de la importancia de beber agua entre copas, y conviene no olvidarlo antes ni tampoco después.