Diane Keaton, ícono del séptimo arte y figura eterna de Hollywood, falleció el 11 de octubre a los 79 años en California, víctima de una neumonía. La actriz, cuya elegancia excéntrica y honestidad emocional marcaron generaciones, deja un legado que trasciende la pantalla.
En una declaración a People su familia confirmó la noticia y expresó su profundo agradecimiento. “La familia Keaton está muy agradecida por los extraordinarios mensajes de amor y apoyo que han recibido en los últimos días en nombre de su amada Diane, quien falleció de neumonía el 11 de octubre”, señaló.
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“Amaba a sus animales y siempre fue firme en su apoyo a la comunidad sin hogar. Por lo que cualquier donación en su memoria a un banco de alimentos local o a un refugio de animales sería un hermoso y muy apreciado tributo para ella”, agregó su familia.
Según fuentes cercanas citadas por el mismo medio, la salud de la actriz “se deterioró muy repentinamente, lo cual fue devastador para todos los que la amaban”. Su partida, señalaron, “fue completamente inesperada, especialmente tratándose de alguien con tanta fuerza y espíritu”. Durante sus últimos meses, Keaton estuvo acompañada por su círculo más íntimo. Según revelaron, en un retiro discreto y familiar.
Su historia con el cine comenzó en los años 70, cuando su carisma y vulnerabilidad conquistaron la pantalla en El Padrino. Y poco después, en sus colaboraciones con Woody Allen. Su papel en Annie Hall (1977) no solo le valió un Oscar, sino que redefinió la figura de la mujer moderna en el cine: inteligente, imperfecta y profundamente auténtica.
Su filmografía se extiende como una clase magistral de evolución y encanto. The First Wives Club, The Family Stone, Because I Said So, Book Club y su voz en Buscando a Dory son solo algunos ejemplos de una carrera que nunca temió reinventarse. También se destacó como directora, con títulos como el documental Heaven (1987), y la cinta Hanging Up (2000). Así como también, un episodio de Twin Peaks, demostrando que su talento no conocía fronteras.
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Nacida en Los Ángeles en 1946 bajo el nombre de Diane Hall, adoptó el apellido artístico “Keaton” en honor a su madre, y con él construyó una identidad irrepetible: sombreros, guantes, trajes, y una forma de elegancia que hizo escuela. En su vida personal, eligió un camino propio: la maternidad sin matrimonio. Adoptó a sus dos hijos, Dexter y Duke, en 1996 y 2001, respectivamente.