No es la primera vez que vemos una situación como esta. Son reiteradas las ocasiones en que actores y actrices revelan los duros momentos que han tenido que vivir luego de largos meses de rodaje, en que han tenido que personificar historias profundas o roles con gran carga emocional.
Existe tanto esfuerzo y trabajo por meterse en el papel, que el drama que interpretan en la ficción traspasa de la pantalla grande a sus vidas personales. Aunque muchas veces esto les ha otorgado prestigiosos premios y reconocimientos, se ha convertido en motivo de una gran depresión o problema de salud mental.
Es el caso de Kit Harington, el actor que dio vida al recordado Jon Snow en la popular serie Game of Thrones. El actor reconoció en el programa The Jess Cagle Show de SiriusXM que esto le trajo varios problemas psicológicos que lo terminaron por ingresar a una clínica para someterse a tratamiento.
El impacto de interpretar a Snow en la serie basada en las novelas de George R.R. Martin habría sido muy abrumante, “creo que tuvo que ver directamente con la naturaleza del programa y lo que he estado haciendo durante años”, lamentó el artista de 34 años. “El papel y especialmente, el nivel de fama al que fui empujado, fue mucho para alguien tan joven y recién salido de una escuela de teatro”, añadió.
No fue sino hasta mayo del 2019, apenas terminaron las grabaciones de Game of Thrones, que finalmente debió ingresar a una clínica especializada en salud mental para someterse a tratamiento para abordar su situación de estrés, agotamiento y adicción al alcohol.
El actor comentó que luego de los últimos seis años dedicados al arduo trabajo cinematográfico, tuvo que apartarse de las luces y cámaras para concentrarse en sí mismo, lo que fue muy beneficioso según explicó, “estoy feliz de haberlo hecho”. Además, aun consciente que el daño psicológico que le provocó este rol, agradece haber sido parte de la popular producción y se sinceró diciendo estar “orgulloso de la serie y no huir de ella”.
Harington, aunque quiso volver a la actuación, tuvo que extender su período de aislamiento ya que justo cuando se sentía preparado y tranquilo para retornar comenzó la crisis sanitaria del Covid-19. “Ya sabes, no se podía predecir la pandemia así que justo cuando quería regresar al trabajo la pandemia estalló. ¡Vaya, por Dios!”, aseguró.
No fue del todo malo, este tiempo de confinamiento le ha permitido pasar más tiempo junto a su hijo recién nacido y su señora Rose Leslie, a quien conoció en el set. Hecho clave para una sana recuperación que él mismo reconoció contento.
Es que la salud mental es crucial, sobre todo en el rubro de la actuación. Ya son conocidos los casos de estrellas de Hollywood que han enfrentado varias crisis, depresiones y brotes psicóticos por sus papeles en la pantalla grande. Es el caso del fallecido Heath Ledger en su papel del Guasón en Batman, el caballero de la noche; el ganador del Oscar como mejor actor en El Pianista, Adrien Brody; Jim Carrey en el rol de Andy Kaufman en El mundo de Andy; o el actor sueco Bill Skarsgard que interpretó al payaso Pennywise en la película de terror It.