Ocho años después de uno de los episodios más traumáticos de su vida, Kim Kardashian volvió a enfrentarse cara a cara con ese recuerdo. La noche en que fue encañonada, atada de pies y manos, y encerrada en el baño de su habitación en París. El motivo, esta vez, fue su testimonio en el juicio contra los responsables del asalto ocurrido durante la Semana de la Moda en 2016.
Este martes 13 de mayo, la empresaria declaró ante la justicia francesa sobre lo que vivió aquella madrugada en el Hotel No Address. Según consignó la BBC, al ser consultada si pensó que iba a morir durante el asalto, Kardashian no dudó en su respuesta: “Estaba absolutamente segura de que iba a morir”.
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Vestía solo una bata al momento del ataque. “Se abrió cuando uno de los hombres me jaló hacia él, exponiendo todo mi cuerpo”, relató. Luego, según su testimonio recogido por NBC News, agregó: “Estaba segura de que me iban a violar”.
En lugar de eso, los ladrones le ataron las piernas. A pesar de que pronto quedó claro que buscaban joyas, el miedo no la abandonó en ningún momento. “Tengo bebés y necesito volver con mis bebés”, les dijo una y otra vez a los asaltantes. Cree que uno de ellos, en algún momento, le ordenó: “Cállate”.
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La arrojaron sobre la cama con las manos y los pies atados. “En ese momento estaba segura de que iban a dispararme. Así que recé por mi familia, por mi mamá, por mi hermana y mi mejor amiga”, dijo. La escena que imaginaba era devastadora: “Pensé que me dispararían en la cama y que (Kourtney) vería eso y tendría ese recuerdo para siempre”.
Antes de irse, uno de los hombres la dejó en el suelo del baño. Esperó varios minutos hasta asegurarse de que se habían marchado, logró soltarse las manos y fue saltando hasta la habitación de su estilista para pedir ayuda.
El ataque marcó un antes y un después en su vida. Aunque asegura que antes se sentía segura en París, hoy se mueve con cuatro a seis guardaespaldas, incluso cuando está en su casa en California.
En total, diez personas están siendo juzgadas por su supuesta implicación en el asalto, un caso que ha captado atención mundial no solo por el perfil de la víctima, sino también por la insólita banda detrás del crimen: la prensa francesa los ha apodado los “ladrones abuelos” debido a su edad avanzada y a sus extensos antecedentes penales.
Entre los objetos robados aquella noche se encontraban dos brazaletes de diamantes Cartier, un collar Jacob de oro y diamantes, pendientes de Lorraine Schwartz, un Rolex de oro y un anillo valuado en cuatro millones de dólares que Kanye West le había regalado. Las autoridades estimaron el total del botín en casi nueve millones, de los cuales nunca recuperaron la mayoría.
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Uno de los acusados, Yunice Abbas, de 71 años, no solo admitió públicamente su participación, sino que incluso coescribió un libro titulado Secuestré a Kim Kardashian. Sin embargo, durante el juicio aseguró que no eligió ese nombre y que el título “distorsiona sus acciones”. “Lo lamento, no porque me atraparon, sino porque… hubo un trauma”, declaró el 29 de abril, según NBC News.
