22 años después de su estreno, se hace imposible pensar El Grinch sin Jim Carrey. Y es que en esta película el actor entregó una de las interpretaciones más icónicas de su carrera, el filme además se ha convertido en un clásico imperdible durante cada temporada navideña. Sin embargo, la cinta estuvo muy cerca de no verse como la conocemos hoy. Y es que famosos son las declaraciones acerca de que Jim Carrey odió filmar la película y que algunos miembros del equipo tampoco estuvieron muy a gusto con su comportamiento.
En conversación con el célebre entrevistador inglés Graham Norton, Jim Carrey recordó su mala experiencia durante las grabaciones de El Grinch. Aunque el actor era fanático de la historia, tuvo un gran problema con la intensa transformación por la que tuvo que pasar, y que incluía una enorme cantidad de maquillaje en su rostro, además de prótesis en su cuerpo. “Era como ser enterrado vivo todos los días”, señaló el actor sobre lo agotado que quedaba cada vez que debía hacer llevar a cabo esta transformación, la que tomaba horas cada día. Tanto así que, después del primer día, el actor quería renunciar al filme.
“El primer día fueron ocho horas y media y cuando volví a mi remolque y atravesé la puerta, le dije a Ron Howard, el director del filme, que no podía hacer la película”, señaló Jim Carrey sobre su experiencia grabando El Grinch. Sin embargo, la maquilladora de la película, Kazu Hiro, señaló que así no fueron las cosas. “Él era pesado con todos y al principio de la producción, no podía terminar”, señaló en contra del comportamiento de Jim Carrey.
“Después de dos semanas solo pudimos terminar tres días de lo planeado. Porque, de la nada, él desaparecía y, cuando volvía, todo estaba estropeado. No podíamos grabar nada”, continuó la profesional, asegurando que el actor complicó las cosas en el set de filmación. De hecho, ella renunció debido a las actitudes del actor. Afortunadamente, Jim Carrey parece haberse preocupado por esto y desde ese punto cambió su actitud y pudo terminar la película sin problemas, aunque hasta el día de hoy recuerda la agotadora transformación.