“¿Una noche más en la cárcel? Wow! Gran cosa…”, dijo en 2019 mientras la arrestaban en Washington por protestar contra el cambio climático. Si alguien sabe combinar a la perfección la ironía, el estilo y el activismo político, es Jane Fonda. La actriz de 83 años ha pasado al menos medio siglo luchando por diferentes causas, y su discurso en la última entrega de los Globos de Oro solo hizo crecer el mito viviente.

Al recibir el premio Cecil B. DeMille por su trayectoria, la artista de películas como Barbarella (1968), Cat Ballou (1965) y Julia (1977), entre otras, alzó la voz y dejó a Hollywood –y al mundo– con la boca abierta. “Las historias de verdad pueden cambiar a la gente, pero hay una historia en concreto y que nos da miedo escuchar: la historia de qué voces escuchar y elevar. La historia de a quién se le ofrece un lugar en la mesa donde se toman las decisiones, y a quién no se le deja entrar (…). Admitir esto es tan simple como admitir la verdad actual, es estar en sintonía con la diversidad que emerge, que es testigo de todos los que lucharon y se manifestaron en el pasado. (…) Así es que seamos líderes”. Nacida en Nueva York, la hija de Henry Fonda y Frances Ford Brokaw ganó dos veces el Oscar –Klute (1971) y Coming Home(1978)–. Fue portada de las principales revistas y su rutina de ejercicios se convirtió en un fenómeno de ventas a comienzos de los años ochenta. Desde entonces, ha alzado la voz para defender distintas causas, convirtiéndose en embajadora innata de las minorías.