Comunicadora por excelencia, la Primera Ministra de Nueva Zelandia es admirada y celebrada en el mundo. Lo más probable es que, por su gestión eficaz ante la pandemia, tenga la mayoría de las cartas a su favor para las elecciones generales del próximo 19 de septiembre. Su principal oponente es otra mujer, Judith Collins (61), del Partido Nacional.
Los alcances de la primera ministra número 40 de Nueva Zelandia, Jacinda Ardern, superan cualquier frontera y la “Jacindamanía” es una realidad. Algo que no es menor cuando se viene de un archipiélago de Oceanía que, aunque cuenta con conocidos rugbistas –los All Blacks–, es “un equipo” de sólo cinco millones de habitantes.
Una política progresista y feminista con 40 años recién cumplidos (26 de julio) que además de liderar su coalición de centro izquierda, fascina de manera bastante transversal a los “kiwis” (así se denominan los neozelandeses en relación al ave originaria del país) y al mundo por su estilo empático, entusiasta, diplomático y solidario. Al mismo tiempo es un ejemplo de buena gestión, por las medidas rápidas y eficientes que tomó respecto a la pandemia de Covid-19.
Por ejemplo, en abril, Jacinda, al igual que sus ministros, se bajó el sueldo en un 20% por seis meses. Su estrategia de eliminación de la curva de contagios ha sido un éxito, pese que a principios de junio, cuando cantó una rápida victoria, dos británicas –que tuvieron un permiso especial para ver a su padre moribundo–, ingresaron al país portando el virus. Eso derivó en que ella endureciera las medidas nuevamente, con las cuarentenas de 14 días para quienes lleguen al país, entre otras.
Al cierre de esta edición, Nueva Zelandia registraba 1.548 contagiados y 22 muertos. Si se hace el cálculo por millón de habitantes, en total son 5 muertes por millón de habitantes. Para tener una referencia, en ese tipo de estadística, Bélgica tiene 950 por millón; Reino Unido; 695, España, 573; Suecia, 559; Italia, 554; Estados Unidos, tiene 423; Brasil, 373, y Chile, 417.
Los libros sobre Jacinda Ardern siempre la estudian en cuanto a su liderazgo. “The story behind an extraordinary leader” o “A new kind of leader”, son algunos de los títulos. Incluso hay uno para niños en versión ilustrada, “Talking the lead”, de David Hill.
“La característica que más se destaca de Jacinda Ardern es su preocupación por las personas, su cercanía y su sencillez. Es muy clara con la información que transmite; no deja mucho espacio para malas interpretaciones. Por otro lado, con fortaleza ha tomado decisiones, quizás no tan populares, pero que han sido necesarias para el bien de Nueva Zelandia”, agrega un matrimonio chileno que desde hace tiempo reside en ese país.
Uno de los primeros revuelos internacionales, lo provocó cuando asistió a la Asamblea General de la ONU de 2018 con su hija
casi recién nacida (Neve Te Aroha Ardern Gayford) en brazos y el locutor Clarke Gayford, su pareja. Por esos días, fue entrevistada por Stephen Colbert en su late, quedando en evidencia ante los televidentes estadounidenses –y los de Youtube– su carisma.
Seis meses después –el 15 de marzo de 2019– Nueva Zelandia vivió una masacre sin precedentes, cuando un islamofóbico de origen australiano disparó a quemarropa a los feligreses de dos mezquitas en la ciudad de Christchurch. Ese día murieron 51 personas y 50 resultaron heridas. La reacción de la Primera Ministra fue rápida, asertiva y simbólica. Acompañó a las víctimas y a sus familiares; se cubrió su cabeza con un velo, en señal de respeto al Islam, y decidió no pronunciar el nombre del terrorista para no darle notoriedad. Casi un mes después, en Nueva Zelandia se prohibió la tenencia y venta de armas semi automáticas.
JACINDA EN TIKTOK
Aunque hoy Nueva Zelandia es uno de los países más desarrollados del mundo, hace 40 años tenía una economía agraria muy dependiente del mercado británico. De hecho, en 1984 el PIB per cápita alcanzaba los US$6.713. En 2018, fue de US$41.945. “Nueva Zelandia es un país relativamente chico, pero hoy es una de las naciones más cosmopolitas del mundo. La diversidad se vive en diferentes ámbitos de la vida, como una forma de aprender y de crecer, y hay un orgullo de los inmigrantes por integrarse y aportar algunas de sus diferencias a esta continuamente evolutiva nación, que también, y especialmente, celebra a su pueblo originario, el Maori”, agrega el matrimonio chileno.
Según Jacinda, su conciencia social la heredó de sus padres, Ross y Laurell Ardern, un policía y una trabajadora de un comedor escolar; y a los 17 años, sintiendo que podía ser un aporte para su país y lograr cambios profundos, ingresó al Partido Laborista. Un local de “Fish and Chips” fue su primer trabajo.
Entre las curiosidades de juventud de Jacinda –además de llevar el cabello bastante rubio y ser algo más robusta– fue haber ido al casting de “El Señor de los Anillos”. Sin embargo, no calificó y cada vez que lo cuenta en algún programa levanta los hombros y se ríe con inocencia, dejando claro que habría estado feliz entre los extras.
Su faceta de Dj también se recuerda cada tanto. Después de sus estudios de comunicaciones (relaciones públicas y ciencias políticas) en la Universidad de Waikato, se marchó por un tiempo a Londres, donde formó parte de los asesores del primer ministro inglés Tony Blair (1997-2007). Fue elegida presidenta de la Unión Internacional de las Juventudes Socialistas y al parlamento neozelandés llegó en 2008.
El sábado 19 de septiembre próximo se realizarán las elecciones generales de Nueva Zelandia, en el contexto de un sistema parlamentario proporcional de miembros mixtos.
Jacinda está con todo en las redes sociales. Aunque Twitter lo tiene abandonado, Facebook, Instagram y TikTok son sus canales de comunicación; sus videos de 140 segundos pasaron a ser un must de este 2020.
Para los comicios, su principal oponente es Judith Collins (61), del Partido Nacional. Una ex fiscal general, que, al igual que ella, se encontró en esta posición tras la renuncia de un candidato hombre (Todd Muller, en este caso). Ahora, se supone que Jacinda tiene todo para ganar, aunque dado el contexto de posible recesión mundial, algunos prefieran alternativas más seguras para lograr mejores resultados económicos.
EL EFECTO JACINDA
Por Vanina Rosenthal
Ser mujer en el siglo XXI es mucho más que cruzar la calle y mascar chicle al mismo tiempo. No sé si en Chile se usa ese dicho, pero en Argentina es típico para ilustrar que sabemos hacer varias cosas a la vez.
Compatibilizar maternidad y trabajo sigue siendo difícil, sobre todo en países que se niegan a flexibilizar las jornadas laborales creyendo que pasar nueve horas (o más) en una oficina tiene algo que ver con la productividad.
Pero una cosa es saber que hemos avanzado, y otra es haber visto a una mandataria con su guagua en una cumbre de la ONU. Eso pasó en septiembre de 2018 y es algo a lo que todas –todos en realidad– deberíamos prestar atención.
Jacinda Ardern es la primera ministra de Nueva Zelanda, un país que para mí es sinónimo de rugby, All Blacks y nada más. Hasta el episodio de la ONU, no tenía idea que en ese entonces tenía a la jefa de Gobierno más joven del mundo (hoy es Sanna Marin, de Finlandia con 34) y menos que fue mamá durante su mandato. Algo absolutamente impensado, al menos para mí.
Más allá del hecho histórico, esto nos enseña varias cosas. Primero, que cuando alguien es competente no hay nada más estúpido que sacar cuentas sobre si está o no en edad de tener hijos y gozar de pre y post natal.
Segundo, que la maternidad debe convertirse en algo compatible con todos los trabajos del mundo. Si una presidenta puede llevar a su bebé a la oficina (llámese asamblea general de la ONU), ¿cómo no vamos a poder el resto de los mortales? No digo siempre, pero sí cuando es necesario, o cuando no hay plan B.
Tercero, que Clarke Gayford, su pareja, no es menos macho por haber hecho un paréntesis en su carrera como locutor para convertirse por un tiempo en stay at home dad. Tampoco es un héroe. Es nada más (y nada menos) que un hombre normal de estos tiempos.