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Nacida en Antofagasta, la protagonista de teleseries como Marparaíso, Brujas y Pituca sin lucas contó que el suyo fue un parto complicado, que requirió que pasara 13 días en una incubadora. Su mamá era secretaria y su papá conservador de bienes raíces, además resultó ser hija única de ambos padres, aunque cada uno tiene hijos previos y se separaron antes de que ella naciera. “Me trataron como quiste por cinco meses, mi mamá tenía 40 años y pensaba que tenía un quiste que estaba creciendo”, confesó.
Como siempre fue hija de padres separados, no se crió con ambos hasta su adolescencia. Además, sus papás eran de clases sociales diferentes y de nacionalidades diferentes, pues su papá era salvadoreño y acomodado. “Tenía mucha plata y una casa gigante, en ella tenía papagayos, pavos reales, árboles de plátanos. Era Centroamérica”, habló en torno a su padre.
Según dijo, Ingrid no vio a su papá entre los 9 y los 15 años, cuando él tuvo un accidente y regresó a vivir con su madre para recuperarse. Un año y medio más tarde, peleó con su mamá y se fue de nuevo. “Por muchos años pasé por todas las emociones posibles y a los 28 mi hermano me ayudó a juntarme con él”, contó. “Ya estaba postrado en cama, muy viejito y con un poco de demencia senil. En el borde de su cama tenía una foto mía tomada de la tele, porque yo ya salía en la tele”, recordó sobre ese encuentro con el hombre que falleció en 2006.
Lamentablemente, a Ingrid le tocó sufrir de abusos sexuales desde muy niña de parte de una de las parejas que tuvo su madre. “Es terrible vivir algo así, fue por muchos años y todavía tengo heridas de guerra. Todavía tengo crisis de pánico, vivo con miedo”, dijo la intérprete, agregando que producto de eso siempre se sintió incómoda con su cuerpo.
Ya de adulta, dio a conocer, se acercó a Carabineros y a la PDI de manera anónima para averiguar si el hombre tenía antecedentes, pero no pudo denunciarlo porque el delito prescribió. “Lo más probable es que él viva. Ya no se puede hacer nada. Que cargue con su culpa y ojalá no se lo haya hecho a nadie más”, dijo.
Sobre su vocación, rememoró que a los 14 años descubrió el teatro viendo Pinocho de La Troppa y se encantó con la idea de ser actriz. Tras terminar el colegio se fue a estudiar a Santiago y en su primera pensión le tocó compartir habitación con una prostituta. “Yo era chica, yo dormía con un peluche”, declaró, y definió su llegada a la capital como un despertar.
En torno a su vida sentimental, la actriz reconoció que en su juventud fue “súper polola, pero de pololeos largos”. Al respecto, indicó que, aunque no se ha casado, le gustaría hacerlo si se da la ocasión. “Me gustaría casarme, feliz. Me gusta el rito. Me han pedido matrimonio tres veces. Le dije que no a dos y a uno que sí, el papá de mi hija, pero a la semana supe que estaba embarazada y no fue necesario”, dijo sobre el productor Leonardo Scheinffelt, con quien estuvo nueve años.
En 2010 su relación se puso a prueba cuando perdió su segundo hijo. Según recordó la ex figura del 13, todo partió cuando empezó a sentir molestias estando en la playa con su pareja, y, tras insistir mucho, se devolvió sola a Santiago para que la revisaran. “Me hacen ecografía y no hay latidos (…) Entonces el doctor me dice ‘¿Llamo a alguien para que te pase a buscar?’ Y ahí me fui a la m…”, confesó la actriz, agregando que lloró sin parar por tres meses tras la noticia.
“Fue lo más duro que he vivido en la vida… por lejos, se me partió el alma. Saber que tu hijo está muerto dentro tuyo es muy fuerte (…) Tenía 5 meses y medio. Tenía pieza, tenía nombre, tenía todo”, recordó la actriz, indicando que su amiga Francisca García-Huidobro fue un apoyo esencial en ese período, tal como su primera hija, Emilia. Para cerrar el tema, la actriz aseguró que su hijo es su ángel de la guarda actualmente. “Le hablo a mi hijo, sigue súper presente. Es mi angelito”, dijo.
Actualmente está sola, pero no pierde la esperanza de encontrar un compañero de vida. “Una vez me metí a Tinder, pero en Miami. Llegué y, como nadie me conoce, entré. De repente alguien me dice ‘¿Eres la actriz chilena?’, y chao, eliminé la aplicación. Llevo un año soltera”, confidenció sobre su breve experiencia en las apps de citas.
Recordando su carrera en teleseries, Ingrid Cruz repasó la inolvidable escena final de Marparaíso, donde su personaje baleaba al villano Iván Andrade, interpretado por Cristián Campos, y éste la apuntaba con una pistola. Según contó, en esa escena hubo un accidente y la pistola de Campos efectivamente se disparó. “La bala de fogueo salió, me pegó en el ojo, me partió la córnea. Estuve ciega, quedé con el ojo rojo, demoró muchos meses que se bajara el derrame”, desclasificó la actriz.
Para terminar el programa, la actriz presentó a su hija Emilia a Martín. La joven de 15 años le contó al animador su dinámica con su madre, donde cada una vive en un piso diferente de su casa. “Soy súper mamona a veces, pero también me gusta tener mi espacio”, admitió la joven, y reconoció tener intereses artísticos, tal como su madre.
“La actuación está entre mis dos opciones, la otra es diseño de modas”, admitió Emilia, y dijo que la fama de su mamá solía ser un problema para ella: “Cuando era más chica y salíamos y le pedían fotos me cargaba, porque me tocaban y a mí me carga que me toquen. Pero es algo que a ella le gusta hacer, y mientras a ella le guste, yo estoy feliz”.
