La producción cinematográfica post pandemia y el temor ante la posibilidad cierta de la desaparición de esta forma de ver las películas: hablamos de hacerlo a oscuras dentro de una sala con más público y frente a una gran pantalla, hizo que muchos de sus creadores plantearan sus próximos trabajos como un homenaje a este arte que se ha convertido en su razón de vivir. Este año, al menos tres cineastas se instalaron en la vereda de la nostalgia y la memoria: Steven Spielberg con Los Fabelman, Damien Chazelle con Babylon y el británico Sam Mendes con Imperio de Luz.
La espina clavada que le dejó el haber estado a punto de ganar con La La Land y perder ante Moonlight en ese accidentado final de ceremonia del Oscar, hicieron que Damien Chazelle, el niño mimado de Hollywood hasta esos momentos, cargara toda su acidez e ironía y se propusiera hacer ese mastodonte excesivo aunque finalmente gratificante que es Babylon, como una corrosiva oda al Hollywood clásico. Muy lejos de ese ánimo, el señero Steven Spielberg nos habla de sí mismo, de su historia y de la que puede ser su familia en Los Fabelman, un relato tan amable como a ratos doloroso, de un chico y su amor por registrarlo todo en imágenes en movimiento.
Tanto Babylon como Los Fabelman sonaron fuerte para la temporada de premios. Solo la de Spielberg lo ha logrado con algo de brillos y nominaciones. Y aunque logrando una nominación al premio de la Academia en la categoría de Mejor Fotografía (el gran Roger Deakins haciendo nuevamente maravillas), Imperio de Luz pasó sin pena ni gloria esta temporada, aunque méritos tenía para ocupar un lugar más aventajado. ¿Qué pasó? Veamos
Dirigida por un conocido de la Academia, el director de la oscarizada Belleza Americana, y que también ha estado detrás de los James Bond, Skyfall y Spectre, y de la muy nominada al Oscar 2020, 1917, un verdadero artefacto técnico en el género de películas de guerra. Dicen que la historia de Imperio de Luz está inspirada en la historia de su madre, acá encarnada por la ganadora del Oscar y más conocida como la Reina Isabel en la 3era y 4ta temporada de The Crown, Olivia Colman. Y otro ganador del Oscar, por hacer del padre de Isabel en El Discurso del Rey, Colin Firth. Ambientada en una ciudad de la costa inglesa a comienzos de los años 80, esta historia sucede en un cine, los protagonistas son trabajadores del cine Empire, cuyo gerente es un déspota Donald Ellis (Colin Firth) y Hillary (Olivia Colman), está a cargo de la confitería. Está el cinematógrafo, en un entrañable papel de Toby Jones y el hasta ahora desconocido Micheal Ward, cuyo personaje de nombre Stephen, trabaja cortando tickets a la entrada de las salas y que entabla una relación afectiva con Hillary.
Hillary es una mujer solitaria, que carga con problemas psiquiátricos y algo dada al alcohol. El único lugar donde socializa es en un club de baile algo decadente, y en este cine donde trabaja pero donde nunca ha entrado a ver una película. Y donde es, para peor, el objeto de satisfacción sexual de su jefe (el personaje encarnado por Colin Firth). En Imperio de Luz se cuela la historia del Reino Unido de esos años. El gobierno de Margaret Thatcher, y el conflicto social y racial entre skinheads y los inmigrantes afroamericanos. Todo bajo el trasfondo de este cine, los rollos de celuloide, las salas de proyección, el teatro, el telón, salas abandonadas, y la idea de ensoñación y también de decadencia de este mismo mundo.
Sam Mendes sabe filmar muy bien. No hay duda de ello. Si se hace secundar por Roger Deakins, el director de fotografía de Blade Runner 2046, difícilmente esto podría resultar algo de poca calidad. Pero ¿qué falló? Las respuestas no están del todo claras. A veces una mala campaña promocional no permite el despegue para que entre en carrera, pero hablando de lo cinematográfico, quizás la gran falla es que intenta abarcar muchos temas y no logra cierta épica con ninguno. Y es que en este sentido, estamos hablando de una pequeña pieza de cámara, muy bien filmada, hecha para un público adulto porque sus conflictos lo son, que contiene una melancolía nunca estridente y no busca ser grandilocuente.
Con un afecto por sus personajes y una elegancia para filmar, Imperio de Luz sin ser del todo perfecta, se sitúa fácilmente por sobre la media en la cartelera. En Chile, tendrá un estreno limitado en el Cine El Biógrafo a partir de hoy jueves 9, y luego hará un circuito por salas de regiones.