La figura materna y el rol femenino han sido claves en Pedro Almodóvar (71). En su primera película, Pepi, Luci y Bom y otras chicas del montón (1980), realizada en plena Movida madrileña, ya se podía identificar por dónde iría el relato de este cineasta que ha marcado a generaciones: monjas adictas a los alucinógenos en Entre tinieblas (1983) y ataques pasionales con bandas sonoras irresistibles –como en Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) y Átame (1989)– han sido parte de este largo camino.
En Volver (2006), el homenaje a las madres es evidente. Esta película marcó su reconciliación con su primera musa, la actriz Carmen Maura, luego de haber estado peleados casi por dos décadas. Pero fue con Todo sobre mi madre, cinta que le valió el Oscar a Mejor Película Extranjera en 2000, donde Pedro nos sacó más de una lágrima a todos. El imaginario queer, el drama, mucho Chanel, el VIH y el sexo cruzaban un guion que no dejó indiferente. Ahí, se juntaron varias de sus “chicas Almodóvar”, como Cecilia Roth, Marisa Paredes y Penélope Cruz.
Ahora, Cruz protagoniza la última película del español, actualmente en pleno rodaje. Se trata de Madres paralelas, una historia que nació durante el confinamiento el año pasado y que Almodóvar demoró tres meses en escribir. Trata sobre tres mujeres que dan a luz el mismo día y en ella también participa otra actriz ícono de su filmografía, Julieta Serrano.
“Con Madres paralelas vuelvo al universo femenino, a la maternidad, a la familia. Hablo de la importancia de los ancestros y de los descendientes. La presencia inevitable de la memoria. Hay muchas madres en mi filmografía, las que forman parte de este relato son muy distintas. Como narrador, e.n este momento me inspiran más las madres imperfectas”, comentó hace poco el realizador.