Desde la ruptura con One Direction, y sumado a sus incursiones cinematográficas, Harry Styles ha gozado de un éxito mundial sin precedentes, teniendo como resultado tours con todas las localidades agotadas a un estatus de ícono innegable en el ámbito de la moda. Pero el amor incondicional de sus fans, también hay un reducto dentro de ellos que lo critican. Porque de todo hay en la viña del Señor, dicen. Y una de la más persistentes es la acusación de lo que se conoce como queerbaiting, es decir, por utilizar una estética muy cercana al mundo gay, en su caso, con elementos como las plumas, lentejuelas y plataformas, pero sin ser parte de la comunidad. Como si jugara con esa ambigüedad para conseguir más visibilidad. Como si la necesitara.

A partir de su trabajo promocional para su nuevo filme, Don’t Worry Darling, que en Chile se estrenará el próximo jueves 22 de septiembre y que es dirigida por su pareja Olivia Wilde, Styles ha dado una entrevista en Rolling Stone donde se ha referido por primera vez a estas acusaciones: “De vez en cuando la gente me dice: Solo has salido públicamente con mujeres, pero no creo que haya salido con nadie públicamente. Si alguien te saca una foto estando con alguien, eso no significa que haya hecho pública mi relación ni nada por el estilo”, sostiene Styles, defendiéndose de quienes piensan que puede estar sacando provecho de lo que se percibe como una estética más ligada a las disidencias sexuales sin identificarse explícitamente como tal.

Bien pensado, Styles no ha hecho más que seguir los pasos de otros grandes de la música como David Bowie o Mick Jagger, que a lo largo de sus carreras demostraron la importancia de vestir como se les ocurría porque el arte no conoce de barreras ni de etiquetas. Más allá de definirse en cuanto a su orientación sexual, Harry Styles vive su relación con Olivia Wilde sin esconderse y sin crearse problemas que no existen. Tal y como se dice en la entrevista en cuestión, el cantante “ha señalado en repetidas ocasiones lo pasado de moda que le parece la necesidad de etiquetarlo todo”. Muchos de sus defensores argumentan que no es justo forzarle a definirse a sí mismo para validar su estética. Y algo de razón tienen.

Te puede interesar