El maratón de Londres fue el quinto del reconocido periodista Gustavo Huerta. Sin importar el frío y la lluvia, corrió cómodamente los 42 kilómetros con sus Go Run Razor+ de Skechers. “Respondieron de manera perfecta”, cuenta.
Dicen que para los runners todo está en la fuera mental, en el poder de la concentración. Y con la descripción de Gustavo Huerta de lo que fue el pasado maratón de Londres, el 24 de abril, queda claro que algo de eso debe ser verdad. A sólo una semana de la Coronación del Rey Carlos III de Inglaterra, este célebre escritor y periodista de TVN y ESPN sólo tuvo atención para los 42 kilómetros de asfalto que bajo la lluvia le tocó correr.
–¿Se respiraban ya aires de Coronación en el ambiente?
–La verdad, no mucho. No vi una ciudad distinta, comparándola con la que visité para los JJOO de 2012. Sí era emocionante la cantidad de gente que sale a las calles a seguir el recorrido de los runners. El frío y la lluvia no fueron impedimentos para que familias, adultos y niños, estuvieran con pancartas, gritos y música desde el kilómetro 1 hasta la meta.
–Este era ya tu quinto maratón, ¿por qué elegir Londres como destino?
–Opté por Londres porque es una de las carreras más importantes del mundo, está incluida en una de las 6 majors. Y es también una de las ciudades más atractivas para visitar. Entonces, imagínate, cómo no hacer lo que más te gusta, correr con otros 40 mil deportistas por las calles de una hermosa capital, pasar por Tower Brigde, el Big Ben, London Eye y cruzar la meta en el Palacio de Buckingham, con miles de personas alentándote para cumplir tu objetivo.
Antes de llegar a la ciudad que en el último mes ha atraído más miradas del mundo y copado su capacidad hotelera, ya sea por amor al deporte o la monarquía, Gustavo Huerta (44) ya había corrido 42 kilómetros en Santiago, Chicago, Berlín y Torres del Paine. De esos recorridos, guarda como mejor marca 3 horas 21 minutos. Bajo las adversas condiciones climáticas de Londres, registró sólo 4 minutos más.
–¿Cuáles han sido tus aprendizajes maratón tras maratón?
–En cada maratón vas sumando experiencias, en el sentido de cómo encarar una carrera, tanto en la previa, como en la competencia misma. Antes de la carrera, ya sabes qué tiempo estimado vas a lograr. En el atletismo no hay milagros ni sorpresas. De acuerdo a lo que entrenas, es cómo te irá el día de la carrera. Ya en el maratón te vas dando cuenta de cómo enfrentarlo, en qué tramos controlar tu ritmo, en qué momento apurar, cómo hidratarte, qué geles consumir. En rigor, cada vez vas conociendo de mejor manera tu cuerpo y cómo se adapta a la exigencia, sabiendo que uno no es un deportista de alto rendimiento. Siempre digo que cada uno va a su ritmo, de acuerdo a lo que pudo entrenar, a sus tiempos.
–¿Qué implica entrenar para un maratón?
–En mi caso, me ayuda a organizar mi día a día, más allá de lo deportivo. Porque para preparar un maratón hay que ser disciplinado para cumplir con el plan de entrenamiento y también en lo que es más importante: mi vida familiar y profesional. Entrenar te mantiene activo, y me ayuda a estar con energía, a pesar de mis horarios laborales. De lunes a viernes me levanto a las 5 de la mañana para ir a mi trabajo, luego entreno, y mi jornada laboral sigue tarde noche, terminando a las 23 horas. Los días que no puedo entrenar, estoy sin energía, a diferencia de las jornadas en que entreno, y da lo mismo si troté 5, 10 o 15 kilómetros.
–¿Tienes runners que admires?
–Del mundo runner no, pero sí del ámbito deportivo. Son dos los deportistas que admiro, los dos son chilenos. Uno es Nicolás Massú. Conozco muy de cerca cómo desarrolló su carrera, cuando pocos pensaban que podía llegar donde llegó. Tenía talento, pero también una mentalidad y convicción desde sus inicios. Logró estar entre los mejores 10 tenistas del circuito y ganar 2 medallas de oro olímpicas. La otra admiración grande es la que siento por Kristel Kobrich. Por dejar tu casa, tu familia, tu país, desde muy joven, con el propósito de mejorar tu rendimiento deportivo. Eso la hizo una nadadora que aún no se cansa y está casi lista para representar a Chile en sus sextos Juegos Olímpicos consecutivos.
LO QUE SE HEREDA NO SE HURTA
Que Gustavo Huerta Ardiles se haya especializado en deportes no es casualidad. Su sueño era ser jugador de fútbol profesional, como su padre, quien jugó en clubes como Cobresal y deportes Antofagasta, y luego fue entrenador.
–Se te suele relacionar por tu biografía con el fútbol, ¿cómo em- pezaste en el running?
–Empecé por recomendación médica. Siempre fui deportista, pero hubo un momento en que por motivos laborales, lo dejé. Jugaba mucho fútbol, en distintas ligas. Mi excusa era que no tenía tiempo. Comencé a sentir dolores de cabeza y en algunas extremidades. Me hice exámenes y salieron todos buenos. El médico me dijo que estaba estresado y que vol- viera a hacer deporte. Ahí encontré el running. Pero no fue fácil. Me costó un año y medio para “engancharme” y hacer del trote un estilo de vida.
–¿Qué encuentras en este deporte que no hallas en otros que tam- bién practicas, como el ciclismo o la natación?
–He practicado los otros dos también. Pero en el running no necesitas tanto tiempo. Para el ciclismo y la natación creo que necesitas más dedicación. Hoy no tengo tiempo para entrenar triatlón, pero lo haré.
–Has compartido la aventura de correr con tus hijas, ¿cómo han sido esas experiencias?
–Me encanta incentivarlas en el deporte, como lo hicieron mis padres conmigo desde muy niño. Pero no las obligo. He participado con ellas en un par de corridas de 2,5 o 5 K. Por el momento, mi hija mayor practica vóleibol. Y mi hija menor juega fútbol y básquetbol.
–¿Por qué Skechers ha sido una buena compañera para ti?
–Porque es una marca que me identifica como calidad de vida. Preocupada del bienestar y comodidad de la familia para el día a día, ya sea en el deporte, en tu casa o en el trabajo. Tienen modelos de zapatillas para todos los gustos y para todas las edades.
–¿Algún modelo especial te acompañó en Londres?
–Corrí con las Go Run Razor +, y respondieron de manera perfecta. Ese modelo me lo recomendó mi kinesiólogo. Así tuve un trote cómodo en 42 kilómetros con harta lluvia.