En medio de la pandemia, este diseñador patagónico de 28 años recibió una invitación para participar virtualmente del Fashion Week de Rusia. Como pudo, se organizó y fotografió su colección. Forbes lo eligió como uno de los mejores del mundo por su visión sustentable y tecnológica de la moda. Esta es su historia, relatada la mañana siguiente, vía Zoom, cuando todavía no habían sido publicadas sus fotos en Vogue, ni en Glamour, ni en L’Officiel. Crónica de un sueño cumplido.
Guido Vera creció en Punta Arenas y hasta los 15 años fue deportista de alto rendimiento. Podría haber sido gimnasta olímpico, pero sus prioridades cambiaron cuando llegó a Santiago para estudiar comunicaciones. Una carrera que nunca lo convenció: “Como soy bajo y flaquito siempre me hacía mi ropa, y a todos les llamaba la atención, pero nunca pensé en estudiar diseño, hasta que por esas cosas de la vida se me frustró la posibilidad de ir a un intercambio en España, y terminé en Londres haciendo un curso en la Central Saint Martins”, cuenta visiblemente emocionado, el día después de haber aparecido en la revista Forbes como uno de los diseñadores mundiales más prometedores de la nueva generación.
Para que estemos claros, Central Saint Martins es la misma escuela donde, entre otros, se formaron Stella McCartney, Paul Smith, John Galliano y Alexander McQueen, entre muchos otros genios de la industria. Y Forbes… es Forbes.
Pero Guido lo cuenta sin ningún tipo de alarde ni aire de superioridad. Recuerda que antes de viajar se armó un Tumblr y así conoció a Ian, un norteamericano que ya estaba trabajando en moda y apenas llegó lo invitó a algunos desfiles del London Fashion Week. Así empezó la historia que hoy lo tiene, literalmente hablando, en las páginas de las revistas más importantes de la moda internacional: Vogue, Glamour, L’Officiel. Todos hablan de este joven chileno que fabrica moda sustentable con telas veganas y de alta tecnología inspirado en los paisajes de la Patagonia que lo vio crecer.
Antes de lanzar su propia línea de ropa, trabajó con grandes nombres del diseño local como Pola Thomson, Lupe Gajardo y Sebastián del Real. También tuvo un paso por el retail, pero esos años –desde el 2016 al 2018– fueron básicamente de aprendizaje e investigación.
El año pasado viajó invitado por un filántropo a una feria comercial en París, y luego a México. Pero, el estallido social y la pandemia alteraron sus planes (como los de todos). El reconocimiento le llegó casi por sorpresa, en medio de la cuarentena y después de haberse presentado en forma virtual durante el Mercedes-Benz Fashion Week de Rusia, donde representó a Chile con las fotos que ilustran este reportaje.
–¿Esperabas llegar tan lejos en tan poco tiempo?
–¡Para nada! De hecho, el año pasado, después del viaje a París en el que me fue realmente muy bien, el estallido me obligó a aterrizar de alguna manera. Lo mismo cuando volví de México y vino la pandemia. Cuando me escribieron del Russia Fashion Council ni siquiera sabía si era realmente cierto, pero no había nada que perder.
–Tu trabajo fue destacado tanto en temas de sustentabilidad como por innovación. Imagino que es una búsqueda consciente, y que es una forma de vida.
–Soy vegetariano, ahora vivo con mi mamá en Santiago y me gustaría algún día ser vegano. Estoy en esa transición, y obviamente eso tiene mucho que ver, porque lo que hago en mi trabajo tiene que tener una conexión con el resto de las cosas que consumo. La biotecnología es algo que siempre me interesó, y que estudié.
–¿De dónde son los materiales que ocupas en tus colecciones?
–Algunas cosas las compro en tiendas de Santiago Centro, que todavía tienen telas de los 80, y me gusta darle una segunda vida a ellas. Otras las traigo de afuera, como el algodón pima peruano y paraguayo. Pero también uso algodón nacional.
–¿Qué te gustaría que pase a partir de ahora con tu marca?
–Seguir creciendo. Cuando trabajé con diseñadores me tocó ver el otro lado, sé el esfuerzo y la dedicación que
hay, que a veces se arman días de prensa y no llega nadie. Triunfar en Chile es muy difícil y creo que por eso yo siempre supe que tenía que mirar afuera, porque acá era como imposible.
–Bueno, evidentemente no era imposible. Ya estás en los medios del mundo. ¿En Chile dónde saliste?
–Todavía ningún lado (ríe).