En estos tiempos de pandemia vemos como muchas personas están tratando de sacar lo mejor de sí para hacerle frente al encierro, sacarle partido a las horas  libres y escapar del aburrimiento. He visto a algunas amigas amasar, tejer, dibujar, bordar, hacer ejercicio y un largo etcétera.

Y así como aprovechamos nuestras habilidades, no sería extraño que todo este despliegue de creatividad llegara también a la puerta del dormitorio, para plantearnos la posibilidad de incorporar otras experiencias en el modo de vivir nuestra sexualidad con la pareja.

“¿Te gustaría que usáramos un juguete sexual?”

Si esta es la pregunta que quieres hacer ¡HAZLA! o al menos tantea el terreno previamente antes de animarte a hacerla. Por más buenas y cachondas que sean tus intenciones, no aparezcas con un juguete sexual de sorpresa o cuando ya estén desnudos en plena acción. Puedes equivocarte en el modelo elegido o que tu propuesta no sea tan bien recibida si es que no han conversado del tema antes.

Acá te dejo una guía muy sencilla para que te animes a plantearle la idea a tu pareja.

No lo necesitamos:

Algunas personas asocian los juguetes sexuales con el hecho de intentar llenar algún tipo de vacío o de corregir alguna insuficiencia en sus vidas sexuales. Coméntale a tu partner que no hay de qué asustarse porque los juguetes NO están hechos para sustituir la interacción humana ni las partes del cuerpo, sino que son una mejora sexual.

La experiencia de usar un juguete en pareja no significa un cambio o un reemplazo a ninguna de las prácticas que ya ocurren, sino que aumentan y -sobre todo- diversifican las sensaciones en pos del placer.  Ya sea un vibrador o alguna pócima, que este se transforme en un aderezo extra para la rica ensalada que ya son.

De menos a más:

La mayoría de nosotros no se lanzaría a hacer un plato masterchef sin antes haber ejecutado un sencillo pero delicioso arroz con huevo. Lo mismo pasa con los juguetes. Puedes partir por lo básico antes de probar los más sofisticados. Lo importante de todo acá, sea cual sea la elección, es detenerse a pensar en lo que tienen curiosidad por probar juntos.

Ese es un súper ejercicio que fomenta el diálogo sexual. Hacer una revisión de lo que han estado haciendo en la cama es una excelente oportunidad para comunicar qué cosas te han parecido dignas de repetir o de potenciar -en este caso- con un juguete o pócima erótica.

Hay juguetes muy pequeñitos que resultan muy sencillos de integrar al encuentro sexual y no se sienten para nada invasivos. Otros que no requieren ninguna práctica distinta a lo que comúnmente haces con tu pareja, entonces no se perciben como un elemento tan ajeno en la dinámica. Incluso hay juguetes sexuales desechables. Si no te gustó la experiencia, ¡chao!

Esto es una cita:

Elegir o comprar un juguete sexual juntos, puede ayudar en la construcción de la confianza en pareja y sirve también mucho para aprender el uno del otro. Es una súper oportunidad para compartirle tus preferencias sexuales a tu pareja y quién sabe, quizás algunos gustos del otro, que hasta ahora habían estado ocultos te podrían ser revelados.

Comprar un juguete sexual juntos, aunque sea visitando una tienda virtual, generará risas, nervios y una alta dosis de complicidad, lo cual siempre resulta muy sexy. Invitar a esta simple actividad puede ser todo un panorama y este inocente “vitrineo” se puede transformar rápidamente en un tremendo e incendiario juego previo.

Bonus track

Frases motivacionales para invitar a tu pareja a usar un juguete:

¡Leí que usar un vibrador mientras tenemos relaciones sexuales puede hacer que tenga un orgasmo más rápido! ¡Me encantaría probar eso contigo!

«Pensar en ti usando un juguete sexual me pone muy caliente, ¿podemos probar uno alguna vez?»

Lo más importante es asegurarse que tu pareja entienda que los juguetes sexuales son complementos y no reemplazos, y que cualquier dispositivo nuevo que llegue al dormitorio es para el placer y disfrute de ambos.

Los juguetes y productos íntimos agregan sensaciones y estímulos diferentes a los que conseguimos con nuestros dedos o cuerpos y eso es lo que los hace tan excitantes.

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