Uno de los quiebres más comentados del año pasado fue el de la modelo brasileña Gisele Bündchen y el ex jugador de fútbol americano Tom Brady. Y es que después de 13 años de matrimonio y con dos hijos en común, Benjamin y Vivian, de 13 y 10 años respectivamente, la pareja decidió poner punto final a su matrimonio. Cinco meses después de la ruptura oficial, la modelo protagoniza la portada de la próxima edición de la versión norteamericana de Vanity Fair y cuenta las razones de esta separación.
Hasta el momento se desconocían los detalles de la ruptura. Ambos habían mantenido estricto silencio. Brady, luego de retirarse del deporte que lo convirtió en ídolo, volvió a jugar 40 días después del anuncio. Por su parte y a propósito de este abrupto retorno, Bündchen declaró que no le gustaba la idea que su ex marido volviera a las canchas: “tengo mis preocupaciones, es un deporte muy violento, tenemos hijos y me gustaría que estuviera más presente”, dijo en septiembre pasado a la revista Elle.
Como “un pájaro herido volando libre”, así es como ella misma se autodefine. “No quiero que me limiten. Quiero desplegar mis alas y volar”, comienza diciendo en entrevista con Vanity Fair. En el artículo Bündchen se muestra frágil, honesta, haciendo exhibición sin tapujos de sus emociones y sentimientos. “Es como una muerte y un renacimiento”, dice aludiendo a su separación. La modelo brasileña se refiere a su divorcio como “la muerte de un sueño”. “Es duro porque te imaginabas que tu vida iba a ser de una determinada manera y que hiciste todo lo que pudiste. De niña creía en los cuentos de hadas. Es hermoso creer en eso y estoy muy agradecida de haberlo hecho”, confiesa con emoción.
Y aunque luchó para que las cosas no resultaran como finalmente terminaron, Gisele toma como una derrota el no haberlo logrado: “Lo das todo para conseguirlo. Das el 100% de ti misma y es desgarrador cuando no resulta eso por lo que tanto trabajaste”. Por años, Bündchen fue la modelo mejor pagada del mundo, pero desistió de su carrera en 2015 para favorecer el camino en el deporte en el que estaba su marido.
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La modelo y el deportista se conocieron en una cita a ciegas en diciembre de 2006, cuando ella tenía 26 años y hacía poco terminaba su relación con Leonardo DiCaprio. Pero el inicio de esta historia no estuvo exento de problemas. A dos meses de iniciado el romance, Brady le cuenta a Bündchen que su reciente ex novia, la actriz Bridget Moynahan estaba embarazada de tres meses. “Fue difícil para todos”, cuenta la modelo que también ha hecho cameos en el cine, como en la popular El Diablo se viste a la Moda. Sin embargo, cuando nace Jack en 2007, Gisele lo acogió como a un “hijo de regalo” y fue ahí cuando comienza a planificar su propia maternidad. En 2009 y 2012 nacerían Benjamin y Vivian.
Los medios instalaron la teoría de que la ruptura tuvo un orden cronológico: Brady se retira, se arrepiente y la relación se rompe. Bündchen desmiente esta idea en Vanity Fair. Los matrimonios no se terminan de un día para otro. “Con el tiempo nos dimos cuenta de que queríamos cosas distintas y de que hay que tomar decisiones. Eso no significa que no quieras a esa persona. Solo significa que para ser auténtico y vivir la vida que quieres debes tener a alguien con quien puedas llegar a un acuerdo. Es un baile, un equilibrio”, cuenta la modelo.
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“Cuando amas a alguien, no lo metes en una jaula y le dices: Esta es la vida que tienes que vivir, sino que lo liberas para que sea quien es, y si tú quieres volar en la misma dirección, todo bien”. Y que a pesar de cómo terminó todo, dice que va a seguir apoyándolo siempre y se cuidará ella misma para criar a sus dos hijos de la mejor forma posible. “Siempre lo he animado y lo seguiré haciendo siempre. Si hay una persona que quiero que sea feliz del mundo, es él. Quiero que triunfe, quiero que todos sus sueños se hagan realidad. No jugamos el uno contra el otro. Somos un equipo y eso es precioso”.