Belleza

Florissimo: El primer flower studio de Chile

Florissimo: El primer flower studio de Chile
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Florissimo: El primer flower studio de Chile

POR equipo velvet | 08 enero 2025

El potente olor a flores frescas y las conversaciones en lengua ucraniana le dan a este nuevo concepto de florería un aire único, mientras la luz tenue y la amplia paleta de colores que brota en cada rincón completan este verdadero oasis de belleza. Un lujo para los sentidos.

Por Claudia Paz González Fotografías Bárbara San Martín

Sorpresa es lo primero que invade a quienes cruzan por la puerta de Florissimo y es que el primer flower studio del país te transporta a otras latitudes, donde la decoración floral alcanza su máximo esplendor. “Aunque llevó más de 15 años en Chile, sigo añorando esas ciudades antiguas de Europa, en las que el arte se manifiesta hasta en los más mínimos detalles. De ese extrañar, nació esta propuesta que busca recrear una florería con historia, pero, al mismo tiempo, moderna, donde se pudieran palpar las inspiraciones nórdicas y deleitarse con cosas bellas”, dice la ucraniana Elizaveta Nechiporenko (44).

Es sábado al mediodía y los clientes que ingresan al local coinciden en alabar el concepto de esta boutique de flores. Algunos celebran las orquídeas y los tulipanes, otros se detienen en las peonías y las rosas, pero lo que nadie sabe es la historia detrás de esta verdadera artista de las flores que llegó al país hace más de 15 años con su marido e hijos.

“En mi juventud, trabajaba como decoradora de interiores en Rusia, pero siempre en proyectos largos de un año y más, algo que mucho no me gustaba, así que empecé a buscar nuevos horizontes dentro del mismo rubro y así llegué al mundo de las flores. Estudié en una de las mejores academias de Moscú y al tiempo empecé a crear arreglos para matrimonios, cumpleaños y fiestas especiales. Luego, estuve dedicada a la decoración de árboles de Navidad que es un gran evento allá, donde se gastan grandes sumas de dinero”, cuenta, con un halo de nostalgia.

Sus primeros años en Chile los dedicó a la crianza de sus hijos y a la difícil tarea de aprender el idioma. Al tiempo, vino la separación matrimonial y el desafío de sacar adelante a la familia. Junto a una amiga, se embarcó en un negocio que no rindió frutos y no fue hasta ese traspié, cuando el arte de la decoración floral regresó su vida en gloria y majestad. “Pensé mucho en cómo involucrarme en el negocio y hace unos seis o siete años decidí ir a buscar trabajo en el Mercado de Flores de Santiago, donde hoy si tú preguntas no hay quién no me conozca”, cuenta. “Fue la mejor decisión porque no existía una mejor manera de conocer la logística, los precios y dónde comprar”.

Al principio, le vendía flores a los conocidos y amigos, luego por redes sociales. En forma paralela, empezó a trabajar en matrimonios junto con una banquetera y así empezó a formar su equipo. La madre de una amiga ucraniana fue su primera empleada, a ella le transmitió todo lo que sabía, un ritual que repitió con todas y cada una de las mujeres que actualmente integran su equipo. “Aquí lo pasamos muy bien”, comenta, mientras a escasos metros dos jóvenes le dan los últimos toques a un arreglo encargado para una celebración de 50 años matrimonio que ella alaba con entusiasmo.

Hace cinco años, Florissimo abrió su primera tienda en Alonso de Córdova, pero el flujo de clientes de la tradicional avenida no fue el esperado y algo en su fuero interno le decía que había que seguir buscando. En eso estaba, cuando una tarde frente al mall Casacostanera por fin lo encontró. “Estaba recién construido y aún tenía materiales a la vista, pero apenas lo vi supe inmediatamente que era el espacio que había soñado para iniciar una nueva etapa. Hoy, no puedo estar feliz porque estoy en el mejor lugar de Santiago donde podría estar”, asegura.

–¿Cuál es la principal diferencia entre la florería tradicional y la propuesta de Florissimo?

–Nosotros somos una boutique de flores, donde el espíritu artístico de cada arreglo es fundamental. La preocupación por los detalles, la búsqueda de la originalidad con la belleza como brújula es súper importante. Nosotros no hacemos pedidos en serie que es lo que suele ocurrir tradicionalmente. Aquí creamos fantasía.

Aunque sus flores predilectas son las silvestres, reconoce que el mercado chileno tiene una especie de obsesión con las peonías. “Todo el año me preguntan cuándo van a llegar”, dice, al tiempo que aclara que no ha contabilizado el número de flores que tiene. “La verdad es que nunca he hecho el cálculo, yo voy al mercado y, simplemente, elijo las mejores variedades de la temporada”, confiesa.

Para Elizaveta, poder trabajar en lo suyo y ayudar a quienes tan mal lo están pasando con el conflicto en Ucrania es una bendición: “En el equipo, somos como un club social, muchas no tienen a nadie acá y como no podemos volver a nuestros países ni a visitar a nuestras familias, nos apoyamos mucho en todo. Además, nuestro trabajo es parte de un proceso hermoso, piensa las flores nos acompañan toda la vida desde el nacimiento hasta la muerte y nos dan la posibilidad de sorprender y regalar emociones en momentos únicos que uno recuerda por el resto de su vida”.

 

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