Tras la abdicación de su padre y en sus siete años de reinado, Felipe de Borbón y Grecia ha logrado sostener la imagen de la monarquía española, pese a todo tipo de contratiempos familiares. A su lado, siempre se mantiene la periodista Letizia Ortiz, al igual que su madre, la reina emérita Sofía, y sus dos hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía.
Muy cómo en su papel de príncipe de Asturias, felizmente casado con la periodista Letizia Ortiz y padre de Leonor y Sofía, Felipe de Borbón y Grecia no esperaba que su padre, el rey de España, abdicara en junio de 2014. Al igual que muchos, estaba convencido de que Juan Carlos I reinaría hasta la tumba. “Un rey, me dijo mi padre, nunca debe abdicar. No tiene derecho a hacerlo. Irse cuando las cosas se ponen difíciles está al alcance de cualquiera”, cita la biografía autorizada El Rey, de José Luis de Vilallonga, publicada en 2003 después de una serie de entrevistas que el entonces monarca español dio en La Zarzuela.
Sin embargo, Felipe estaba más que preparado para el cargo; si bien era un príncipe extremadamente protegido por su madre y sus dos hermanas, no hubo minuto de su vida que no girara en torno a que probablemente llegaría al trono español.
El 19 de junio de 2014 la desgastada institución monárquica conoció al nuevo monarca, uno que hasta ahora ha sido capaz de separar aguas y gobernar como jefe de Estado y no como el hijo del rey emérito. “Una monarquía renovada para un tiempo nuevo”, prometió Felipe VI en su primer discurso; su misión pasó a ser cambiar la imagen de La Zarzuela y no le tembló la mano a la hora de tomar decisiones que afectaran a la familia real.
El único hijo de doña Sofía vivió junto a su padre un intento de golpe de Estado el 23 de febrero de 1981. “Mira lo que hay que hacer cuando se es rey”, le dijo al entonces futuro heredero. Una frase que Felipe supo aplicar con el ejemplo. A un año de su coronación revocó el ducado de Palma de Mallorca de la Infanta Cristina, su hermana (con la que siempre fue muy unido) y, el año pasado, retiró la asignación pública de casi 200 mil euros que don Juan Carlos recibía de los Presupuestos Generales del Estado. También renunció públicamente a su herencia y se desvinculó de las actividades de su padre, las cuales aseguró desconocer; actos que le valieron la separación padre e hijo. Pero la historia comenzó mucho antes.
FELIPE Y SUS MUJERES
Desde niño, Felipe admiró a Juan Carlos de Borbón. Pero, siendo un príncipe que se casó por amor, el matrimonio conflictivo de sus padres es la herida más profunda que guarda en su corazón. Y aún cuando dicen que él es la combinación perfecta entre lo mejor del padre y lo mejor de la madre, en la práctica era más bien el que siempre estaba en el medio.
Si recordamos un poco, Juan Carlos de Borbón obligó a su hijo a terminar su relación de cinco años con la modelo noruega Eva Sannum, y de alguna forma él lo aceptó. Sin embargo, no dejó que su padre le rompiera el corazón por segunda vez. La llegada de la periodista Letizia Ortiz a la familia real los volvió a enfrentar, pero en dicha ocasión primó el respeto y cariño mutuo.
La reina Sofía, en cambio, es una enamorada de su hijo desde que nació. “¡Imaginen! Después de dos niñas, nos ha nacido el varón. El niño de todas mis quimeras y todos mis sueños”, reveló. Era “el rey de la casa” y aquella debilidad de la reina superaba ciertos límites.
Cuando Felipe cumplió 18 años, la Casa de la Moneda decidió poner su imagen en los billetes de 10.000 pesetas, y cuando llevaban 10 años en circulación, los cambiaron por la imagen del rey Juan Carlos. Sofía no disimuló la decepción. “¿Por qué le has quitado, con lo guapo que está?”, le dijo al encargado.
Un amor correspondido, ya que Felipe también siempre se ha desvivido por su madre. Y no por nada la tirante relación entre Letizia y su suegra no pasa más allá de los titulares. A fin de cuentas, una vida entre mujeres es lo que ha marcado la vida de Felipe de Borbón. Su madre, su esposa, sus dos hijas, y hermanas. Cristina era su favorita, y fue cómplice en su relación con Letizia. Pero las acusaciones de su marido Iñaki Undangarin, por malversación, fraude, delitos fiscales, tráfico de influencias y más, rompieron ese lazo y hoy no se hablan. En cuanto a la infanta Elena, él nunca entendió la frialdad con la que su hermana terminó su matrimonio con Jaime de Marichalar.
EL PRÍNCIPE Y LA PERIODISTA
Antes de que Meghan Markle llegara a la familia real británica, otra plebeya fue noticia internacional, al pasar, en su caso, de conductora de telediario a princesa. Con Letizia Ortiz se conocieron en 2002 y fue amor a primera vista. A fines de 2003, el entonces príncipe de Asturias le pidió la mano a la joven periodista. “Es la mujer con la que quiero compartir mi vida y formar una familia”, confesó a los medios.
En mayo del año siguiente se casaron en la Catedral de la Almudena frente a mil doscientos invitados. Un año después se convirtieron en padres de su primera hija, Leonor de Borbón (16), princesa de Asturias, quien hoy estudia en el extranjero y se prepara para ser la futura reina de España. Dos años más tarde llegó la infanta Sofía (14) a completar el cuadro familiar.
Después de 17 años de casados, Don Felipe sigue tan enamorado de Letizia como el primer día. Por lo menos así se ve. Y si bien la prensa suele criticarla por su carácter, salidas de tono y desplantes, al rey parece no importarle. Ha encontrado el equilibrio perfecto entre la felicidad, la simpleza y sus obligaciones, cambiando la imagen de una monarquía que parecía irrecuperable.