Fotos Bárbara San Martín
Tras coleccionar más de 70 pares para ver de lejos o de cerca, el arquitecto y comunicador aceptó el desafío de ZEISS VISION CENTER. Y cambió su forma mirar a través de las tecnologías de lentes multifocales ZEISS.
Federico Sánchez recuerda perfectamente cómo, desde el inicio, su relación con los anteojos ha sido una forma de presentarse ante los otros. Una especie de máscara en el sentido más ancestral de la expresión. “Para la tradición grecolatina, ‘máscara’ es el término con que ellos se refieren a la persona, a cómo los seres humanos, a diferencia de los animales, nos construimos desde la superficie porque tenemos un proyecto para desarrollar”, explica el arquitecto y comunicador.
Y añade: “Esa es la razón por la que nos vestimos, porque necesitamos ocultar nuestra dimensión animal para reaparecer en una nueva dimensión, la de las personas. Y, por supuesto, los anteojos son parte de esa tenida; una palabra que sólo existe en Chile y habla de la forma en que nos tenemos a nosotros mismos ante los demás”.
El conductor del programa de viajes recuerda que fue cerca de los 19 años cuando comenzó a necesitar anteojos ópticos para sacar adelante sus trabajos como estudiante de arquitectura. “Cuando dibujaba, los ojos quedaban agotados, ya tenía astigmatismo”, dice. Y, obviamente, no le daba lo mismo qué tipo de montura usar. “Yo quería ser John Lennon. Todos queríamos ser Lennon. Entonces mis primeros anteojos fueron de marco metálico, redonditos, con el puente labrado y el clip detrás de la oreja. Todavía los tengo”.
–¿Cuántos anteojos tienes hoy?
–Ya debo tener unos 70.
–¿Iconoclasta, coleccionista o acumulador?
–Todas las anteriores, diría yo.
La relación de Federico Sánchez con los lentes partió siendo exterior, al servicio de la construcción del proyecto de persona que quería ser. Y tal como quiso ser Lennon, luego buscó acercarse al gran arquitecto Le Corbusier y rastreó por todo París el modelo patentado que este ocupaba. Después, le pasó algo similar cuando se obsesionó con James Dean. Y así hasta que el avance de la hipermetropía y la presbicia fueron obligándolo a prestar atención a las lentes dentro de cada armazón. Por un lado estaba el gusto de jugar a cambiar pares según necesitaba ver de cerca o de lejos y, por otro, la comodidad de tener un solo par que le permitiera combinar sus dioptrías para las diferentes patologías: “En algún momento me hice bifocales, y me resolvieron algo el problema. Entonces, dije: ‘Me voy a hacer multifocales’. Fui a una óptica bien conocida, me dijeron que tenía que acostumbrarme… Y anduve como tres semanas sacándome la cresta. Así que volví a mis dos pares porque antes era verme como el Tata Colores o quedar sin dientes”, cuenta Sánchez.
Ese juego de intercambios se mantuvo hasta que recibió el desafío de ZEISS VISION CENTER (mall Alto Las Condes) para probar las lentes de la marca alemana que, además de crear las tecnologías ópticas más precisas del mundo en microscopios, telescopios, fotografía y cine, se acerca a las personas: “Un usuario exigente como Federico transmite muy bien este concepto, que es el más alto del mundo de la óptica”, dice Matías Schomburgk, gerente general.
La experiencia ZEISS antepone la tecnología de las lentes y salud visual. “Hay mucha ciencia involucrada en esto; en los materiales y en el sistema de tallado y filtros, cuesta entender a veces que el cristal deba estar al mismo nivel de la estética, porque eso se encuentra en ZEISS VISION CENTER”, agrega el ejecutivo sobre el proceso de atención que gracias a la plataforma Zeiss Visufit 1000, que captura un registro tridimensional del rostro a ocho cámaras estereoscópicas de alta precisión, procesando 45 millones de puntos, lo cual permite obtener un profundo grado de personalización para la elaboración de lentes a medida de sus necesidades visuales específicas.
Con marcos que incluyen exclusivas de marcas de lujo como Gucci, Balenciaga, Tom Ford, Montblanc, Longchamp, Lindberg y Silhouette, sumados a la receta del oftalmólogo, y una vez personalizados, se manda a hacer el lente en ZEISS en Alemania.
“Aquí hay una calidad que tiene que ver con un saber hacer, con el savoir faire del mundo de los anteojos. La fabricación de anteojos también puede ser de excelencia, y hoy día hay marcas de excelencia”, finaliza el embajador Federico Sánchez.