Los príncipes y princesas de cuento existen y están en Suecia. Los Bernardotte, como se les conoce, tienen la agenda oficial más desocupada y con menos costumbres de Europa. Al ver su último posado familiar, captado en julio de 2021, podría decirse que “viven felices para siempre”, aunque como “siempre” pasa no todo lo que brilla es oro.
Suecia es el lugar donde muchos royals del mundo escogerían vivir si tuvieran opción. No será la más poderosa o popular de las monarquías, pero el protocolo parece quedar solo en los libros. En la actualidad, los tres hijos del rey Carlos Gustavo se casaron con plebeyos (incluso una vive en Miami) y a sus nietos les quitó los derechos y deberes reales. Aun así, los Bernadotte son gratos representantes de su país y cada uno, hasta ahora, ha tenido un final feliz.
UN REY DE BRUJAS Y CABARETS
Cada 30 de abril, algunos países europeos celebran la noche de Walpurgis (o de las brujas). Según cuenta la tradición nórdica, durante esa noche las brujas salen a volar con sus escobas mientras celebran en aquelarres invocando al diablo. En una de esas fiestas, en 1946, nació el rey Carlos Gustavo y fue todo un acontecimiento para sus padres, ya que luego de cuatro mujeres llegaba el futuro soberano de Suecia.
Cuando tenía nueve meses de edad su padre murió en un accidente de avión. Fue criado por su abuelo y a los 27 años se convirtió en Gustavo XVI Adolfo de Suecia.
Desde niño tuvo que trabajar muy duro debido a su dislexia, la que aseguran se ve reflejada en uno de sus rasgos más característicos: la timidez. Aunque dicen que en privado tiene un gran sentido del humor. No por nada ganó fama de playboy en su juventud y ha sido un amante de las fiestas, autos de lujo (eso hasta hoy) y escapadas paradisiacas con modelos.
En 1972, durante los Juegos Olímpicos de Münich, conoció a Silvia Sommerlath Soares de Toledo, una azafata alemana de madre brasileña, tres años mayor que él y con un pasado nazi por parte de su padre por el que de niña vivió en un campo de refugiados.
Como el abuelo de Gustavo Adolfo era muy estricto, esperó a que muriera para convertirse en monarca y casarse, en 1976, con la mujer que amaba. Un año después llegó Victoria, su primera hija y actual heredera, seguida por Carlos Felipe y Magdalena.
A diferencia de sus padres, que esperaron la llegada del varón para nombrar al heredero al trono porque la ley sálica así lo estipulaba, Carlos Gustavo se vio obligado a nombrar a Victoria como futura reina debido a las protestas feministas de la época. Una decisión que él catalogó como “absurda” y que marcó la relación con su hija, lo que, según los expertos, detonó la anorexia que ella sufriría más tarde.
El pasado del actual rey quedó plasmado en el libro El monarca reticente, publicado en 2010 y escrito por Thomas Sjöberg, donde se retratan sus escapadas con prostitutas, orgías con strippers y alguna que otra amistad con la mafia rusa. Es más, el texto revela su affaire a principios de los 90 con una reconocida cantante nórdica, Camilla Henemark. “El rey se enamoró como un chiquillo hasta el punto de querer renunciar al trono y abdicar en su hija Victoria”, apunta. La reina Silvia, por su parte, hizo caso omiso, aunque Carlos Gustavo lo reconoció públicamente.
Tras salvar su matrimonio, Carlos Gustavo ha llegado a sus 75 años siendo abuelo de ocho nietos y liderando una monarquía sólida con una heredera que los suecos adoran. Eso sí, sin dejar de sorprender, porque en octubre de 2019 decidió quitarles los derechos y deberes reales a seis de sus nietos, los hijos de Carlos Felipe y los de Magdalena. De esta forma la familia real de Suecia, una de las más extensas de Europa, redujo sus miembros.
Se trata de una decisión de trasfondo económico, porque no dependerán de la Corona, pero también considerada “liberadora”. “Para mí, es una forma de acotar cuáles son las expectativas. Espero que la decisión sea útil cuando mis nietos tengan que labrar su propio futuro”, manifestó el rey. Palabras a las que se sumó su hija menor Magdalena. “Este cambio ha sido planeado durante mucho tiempo. Chris (marido de la princesa) y yo pensamos que es bueno que nuestros hijos ahora tengan una oportunidad de dar forma a su futuro como individuos”. Por su parte, Carlos Felipe también estuvo de acuerdo. “(Los niños) conservarán sus títulos de príncipes y sus ducados, que valoramos y de los que estamos orgullosos. (…) Continuaremos apoyando a nuestro rey y a la princesa heredera y participaremos en las actividades del rey”. Algo similar a lo ocurrido con el príncipe Harry y Meghan Markle cuando decidieron dejar de ser miembros activos de la Corona, pero en este caso fue muy bien recibida.
AMORES NÓRDICOS
No todas las decisiones de Carlos Gustavo han sido bien recibidas. Cuando su hija Victoria tocó fondo con su anorexia, desencadenada por la presión de convertirse en reina y el pesar de su padre, fue el propietario de una cadena de gimnasios, Daniel Westling, quien la ayudó a salir a flote. Su actual marido no fue considerado “adecuado” por el rey, pero a la enamorada heredera al trono no le importó. Tras cinco años de relación, la princesa volvió al palacio decidida, aun cuando el rey no le permitía la entrada a Daniel.
El amor venció y los medios escribieron que pocas novias desprendían tanta felicidad en el día de su matrimonio como Victoria. El 19 de junio de 2010, la princesa dio el sí y se casó con su enamorado, convirtiéndose en príncipe heredero consorte. A sus 44 años, Victoria es dueña de una gran sonrisa y tiene un feliz matrimonio junto a su adorado Daniel y sus dos hijos, Estela (de 9 años) y Óscar (de 5).
Carlos Felipe (42 años), el que sería rey, pero no lo fue, también tuvo su cuento de hadas. Más bien, lo tuvo su esposa, Sofía Hellqvist (37): la modelo dejó su pasado de stripper para ganarse el corazón de uno de los solteros más codiciados de la realeza, el de la familia real y el de la sociedad sueca. Sofía tuvo muchos trabajos, desde camarera y bailarina en bares a participante de realities. Pero todo eso quedaría atrás al conocer a su príncipe azul y hacer pública su relación en 2010.
Al igual que su padre, Carlos Felipe era un chico de fiestas, pero eso cambió cuando conoció a Sofía. Luego de diez años de relación con Emma Pernald, el fanático de las carreras de autos dejó todo por la exchica reality. “No había conocido la magia del amor antes de Sofía”, dijo al confirmar su relación.
Tras su compromiso oficial en 2014, el único hijo varón del rey tuvo que defender a su novia a través de la televisión, tal como vimos hacer al príncipe Harry ante el asedio de la prensa sobre Meghan Markle. En 2015 se casaron y desde entonces se han dedicado juntos a obras de beneficencia y a criar a sus hijos Alexander, Gabriel y Julian, tres de los nietos del rey Carlos Gustavo que fueron “liberados” de sus derechos y deberes como miembros de la realeza. Además, en medio de la pandemia, Sofía puso en práctica sus estudios básicos de enfermería, ayudando durante la crisis sanitaria.
Así como la reina Silvia, Victoria y Carlos Felipe han tenido sus respectivos cuentos de hadas, Magdalena también ha encontrado la felicidad, aunque después de varias relaciones fallidas (incluso con un personaje vinculado al exceso de alcohol y drogas).
Todo eso hizo que la menor de los Bernardotte decidiera escapar de Suecia e instalarse en Estados Unidos, donde encontró a su “príncipe”, Chris O’Neill. En un comienzo vivieron juntos en secreto y, para sorpresa de muchos, el hombre aceptó todo, menos ser un integrante de la familia real. “Conocía a la mujer de mi vida, a la mujer que amo, pero está claro que casarse con una princesa es un desafío; por supuesto esto ha complicado mi vida por razones obvias. Pero no es que me haya visto obligado a pelear para preservar mi independencia, fue algo que discutimos con los padres de Magdalena en una etapa temprana y nunca tuvieron ninguna objeción”, aclaró en el 2018 a la revista sueca King.
Debido a esto ha sido catalogado como el “Meghan Markle” de Suecia, pero O’Neill lo supo desde el principio. “Yo no nací en una familia real. Soy Christopher O’Neill, mi padre era Paul O’Neill. Era un padre de familia que tenía su propia identidad, trabajó duro y se las arregló bien. Sentí que era importante mantenerme como hasta entonces. Después de todo, fue mi decisión el no asumir ninguna tarea pública, y por lo tanto mi papel en este contexto es muy simple: apoyar a mi esposa. Es una tarea que puedo manejar como el Sr. Christopher O’Neill”, añadió. Magdalena lleva más de una década radicada en Estados Unidos, donde vive feliz junto a su marido y tres hijos (Leonor, Nicolás y Adriana), todos sin derechos ni deberes reales.
Como se puede ver, la familia real sueca tiene una historia digna de guión y tendrá su propia serie al estilo The Crown. Dicen que su nombre puede ser Monarki y que está en pleno desarrollo. “Se dice que otros reyes y reinas han tenido un impacto en los acontecimientos mundiales. La historia de nuestro rey es algo diferente, no del todo evidente a nivel internacional, pero al menos tan dramático y fascinante. Y para muchos de nosotros es completamente desconocido”, reveló uno de los guionistas.