Si bien Shelley se hizo famosa por dicha película, lo cierto es que tuvo graves consecuencias para ella. La escena en cuestión de Jack Torrance rompiendo la puerta del baño en el que se esconde Wendy, es tan famosa que incluso la reconocen quienes no vieron la película.

Duvall realizó una interpretación brillante de una mujer atormentada por su marido loco. Sin embargo, cuando terminó de grabar la película, su vida cambió para siempre y ella dejó de ser la misma persona.

La actriz rondana los 30 años cuando El Resplandor se estrenó. Y la película fue un éxito de taquilla a tal punto que, incluso hoy, hay quienes afirman que es la mejor película de terror psicológico de todos los tiempos.

Pero no todo lo que brilla es oro y para algunos el precio de la fama, y de la historia, puede ser demasiado. En este caso, El Resplandor afectó mentalmente a Duvall. Y tal como ella misma lo comentó alguna vez, fue todo un martirio.

En primer lugar, Shellye no se llevaba bien con Stanley Kubrick. Y si bien uno puede no llevarse bien con todos los compañeros de trabajo, en este caso fue un exceso. De acuerdo a su relato, él terminó aislándola y causándole nervios y estrés que le dejaron secuelas irreparables. Todo con el objetivo de lograr la historia que el director buscaba contar.

Recordemos que por ese entonces, Kubrick ya era conocido como especial y diferente en sus métodos. Y usaba técnicas poco convencionales o directamente abusivas, las cuales eran incorrectamente catalogadas de geniales cuando no lo eran.

Kubrick hizo que filmaran la escena en 127 tomas. Un dato que si bien los fanáticos aman mencionar, no tuvo el mismo efecto en la actriz. Sus manos quedaran destrozadas por sostener el bate durante tanto tiempo, su voz estaba ronca de tanto llorar, sus ojos hinchados y terminó completamente deshidratada. Finalmente, lo que vimos en pantalla fue más que actuación.