Dicen los que saben que el cabello lo es lo primero a lo que recurrimos para definir a una persona; enmarca el rostro y condiciona nuestro ánimo. Por lo mismo, se le debe dedicar tiempo y cuidado. Pero, ¿lo hacemos?
Las reglas de los expertos sugieren un buen champú y que sea para nuestro tipo de pelo. Además, se debe aplicar el bálsamo desde el medio a las puntas y, por último, aplicar una mascarilla. Sin embargo, aún cuando seguimos la rutina de belleza necesaria, el pelo no responde. Y la respuesta suele estar en poros del cuero cabelludo obstruidos, lo que obstaculiza la renovación celular.
Para esto, la sugerencia de los expertos es agregar un paso a la rutina: exfoliación. Y así como en la piel eliminar células muertas y el exceso de cebo que puede asfixiar el folículo piloso del cuero cabelludo. Lo que finalmente evita que el pelo crezca saludable.
A través de la exfoliación se eliminan las micropartículas que se van depositando en él tanto por la polución del aire como por los champús, mascarillas y demás productos que utilizamos para el pelo. Además, al caerse el pelo se ensucia más rápido lo que tampoco ayuda al brillo.
La exfoliación es un ritual sencillo, y de forma casera puedes mezclar en un bowl una cucharada de bicarbonato o azúcar con dos de mascarilla hidratante y cuatro gotas de aceite esencial, batirlo hasta que adquiera una consistencia untuosa y entonces lo aplicas en la cabeza limpia y húmeda abriendo mechones y depositándolo en la raíz. Luego se debe masajear con suavidad para activar la microcirculación. Después debe aclararse con agua a 36 grados, lo más parecido a nuestra temperatura corporal y el proceso se termina aplicando el acondicionador.
El mercado también ofrece fórmulas suaves y eficaces para eliminar las impurezas y que prometen convertir la exfoliación del cuero cabelludo en un gesto tan natural como aplicarse un champú o una mascarilla.
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