Los cuarzos tienen propiedades que ayudan a balancear el cuerpo, mente y espíritu. Y se han usado por miles de años por civilizaciones antiguas. Al igual que los cristales, nuestro cuerpo está hecho de energía por lo que somos receptores naturales de sus vibraciones. Al equilibrar nuestra energía, y elevar nuestra frecuencia vibratoria, podemos generar cambios en todos los ámbitos. De ahí la importancia de tenerlos cerca.
Según los expertos, si nunca has tenido uno, debes empezar con el que llama tu intención. O bien, como dicen los más conocedores, empieza con aquellos que todos deberíamos tener.
1- Selenita (Energía líquida)
Limpieza y protección
2- Shungite (Neutralizadora)
Soltar, entrega y arraigamiento
3- Cuarzo rosa (imán para el amor)
Amor incondicional, perdón y compasión.
4- Citrina (Creadora de luz)
Felicidad, luz y alegría.
5- Amatista (el ojo intuitivo)
Espiritualidad, intuición y confianza.
Ahora, una vez que tienes tus cristales, no basta con solo dejarlos sobre el velador o en tu cartera, debes intencionarlos. Es muy importante decirles cuál es su trabajo y para eso debes seguir los siguientes pasos:
Toma el cristal con tus dos manos, cierra los ojos y sé muy específica sobre lo que tiene que hacer.
Respira profundamente y déjalo donde quieras.
Cada vez que te acuerdas repite estos pasos. Así como las plantas necesitan agua, los cristales también necesitan cariño para seguir vibrando.
Una parte muy importante de su cuidado es la limpieza. Y para ellos hay ciertos rituales. El primero y más típico es hacerlo con la luz de la luna llena. Cuando sea la próxima luna llena, deja los cristales al aire libre toda la noche o ponlos en la ventana para que se bañen con la luz de la luna. Además, deja un recipiente con agua y sal, y déjalos toda la noche sumergidos.
La otra forma de limpiarlos es humearlos con palo santo o incienso para sacarles la mala energía que hayan captado. Y, por último, tan solo dejarlos en un recipiente con agua y sal toda la noche sumergidos.