Tras un tiempo alejada de la televisión, Millaray Viera volvió a abrir una ventana a su vida, esta vez desde su propio hogar como una de las anfitrionas del último capítulo de La Divina Comida.
La comunicadora de 37 años, hija de la icónica Mónica Aguirre, recibió a sus invitados con cercanía y honestidad, compartiendo reflexiones profundas sobre su carrera, su maternidad y su nueva etapa lejos de la pantalla chica.
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“Yo creo que se dio en el momento que tenía que ocurrir”, comentó, reconociendo que fue ella quien decidió dar un paso al costado de los sets televisivos. “Me dio mucho susto al principio, no sabía si me la iba a poder sin la tele”.
La actriz y presentadora explicó que su distanciamiento de la televisión no fue fruto de una crisis, sino de una evolución personal y profesional. “Me di cuenta que los tiempos han cambiado, que, de un tiempo a esta parte, nos hemos transformado, los comunicadores, en nuestras propias plataformas“, expresó, haciendo alusión a su activa presencia en redes sociales, donde suma más de 800 mil seguidores.
Pero más allá de las transformaciones digitales, hay un motor aún más potente detrás de su decisión: su familia. “Siento que este tiempo me ha hecho darme cuenta de que a mis hijas yo sí les faltaba, de muchas formas. Y me han hecho sentir lo importante que es para ellas que yo esté de vuelta“.
Millaray Viera es madre de Julieta, de 17 años, fruto de su pasada relación con el músico Álvaro López, y de Celeste, de 8, hija del diputado Marcelo Díaz. Ambas han sido parte clave en este proceso de reconexión con su vida personal, alejada del ritmo vertiginoso de los medios.
Fue hace dos años cuando decidió cerrar su ciclo en Chilevisión, donde se desempeñaba en espacios como Yo Soy y Sabingo. Desde entonces, ha optado por un perfil más íntimo, pero no por eso menos presente: su voz, ahora, se amplifica desde otros lugares.
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