Según datos de la productora Universal, la última entrega de James Bond, Sin tiempo para morir se ha estrenado en 54 países, incluidos España, Brasil, Alemania y Japón, recaudando US$ 121 millones, convirtiéndose en el primer estreno de Hollywood que supera los 100 millones de dólares en un mundo que va en desescalada después de la pandemia del COVID-19.
Son cifras más que auspiciosas y la responsable es una superproducción de las más clásicas en la historia del cine, y que en esta pasada, tiene como gancho ser la última protagonizada por Daniel Craig, pero además sumó en su elenco a la muy ascendente Ana de Armas. Nacida en Santa Cruz del Norte, Cuba, esta actriz de 33 años sorprendió a todos cuando fue parte del multiestelar elenco de Knives Out, película del 2019 nominada al Oscar en la categoría principal y por la que la cubana logró una nominación al Globo de Oro. Fue su primer trabajo en la gran pantalla donde le tocó compartir elenco con Daniel Craig (además de Jamie Lee Curtis, Christopher Plummer y Toni Colette, entre otros). Un rol que estuvo a punto de rechazar cuando leyó que en el guion se describía a su personaje como “cuidadora, latina y guapa”. En cuanto la actriz Jamie Lee Curtis la conoció le escribió un correo electrónico a su amigo Steven Spielberg para que le pusiera atención: “Va a ser como Sophia Loren”, contó la actriz a Vanity Fair, “una de esas sensaciones mundiales para todo público”.
“Quiero tenerlo todo y voy a intentarlo”, dijo la actriz en la revista española Fotogramas por allá por 2016 y vaya cómo lo ha cumplido. Cary Fukunaga, el director de la nueva entrega de James Bond, creó un personaje expresamente para ella. Ana de Armas aseguró que la encargada de escribir su papel fue otra mujer de moda, la protagonista y creadora de la serie Fleabag, Phoebe Waller-Bridge. Todo el mundo estaría con los ojos puestos en la actriz, sería la primera chica Bond en la era post movimiento MeToo. Y por los comentarios, no ha defraudado en lo más mínimo.
Pero lo que Ana de Armas no tenía en los planes era que el mundo dejaría de girar en el momento que las páginas de las revistas la celebraban como la nueva conquista de Hollywood, y que finalmente el estreno de “Sin tiempo para morir” se postergaría en tres ocasiones.
Todo el mundo entró en estado de hibernación, incluso la carrera de Ana de Armas. Tanto, que sus dos proyectos: Blonde, la película biográfica sobre Marilyn Monroe, basada en la novela de Joyce Carol Oates, se estrenará en 2022; y Deep Water, la adaptación de la novela de Patricia Highsmith, que marcará el regreso del director Adrian Lyne (Atracción fatal), terminó postergada para enero de 2022.
Los planes personales de Ana se dieron de distinta manera. Durante los primeros meses de pandemia, se revelaban imágenes de la actriz paseando al perro junto con Ben Affleck, a quien conoció en el rodaje de Deep Water, tomados de la mano y con mascarilla. Pero con el correr de los meses, y quizás inspirado con lo latino, Affleck abandonaría los brazos de la cubana y bajo un ánimo nostálgico volvería a la pasión de un antiguo amor…
Pero a mala suerte en el amor, mejores vientos corren a nivel laboral. Porque sus objetivos de llegar lejos y quererlo todo vuelven a reactivarse. Ha sido nombrada embajadora mundial de Estée Lauder y se ha convertido en la vocera del Natural Diamond Council abogando por la integridad en la industria del diamante. En el cine, ha filmado The gray man, la película más cara en la historia de Netflix, compartiendo roles con dos viejos conocidos: Ryan Gosling (con quien estuvo en Blade Runner 2046) y con Chris Evans (que también estaba en el reparto de Knives Out). Recuerde su rostro, porque de aquí en adelante a Ana de Armas la veremos bastante seguido.