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Hay personas que dicen que el invierno los vuelve nostálgicos, mientras que algunos dicen que cuando va a llover la duelen las rodillas y el calor los vuelve irritables. Si te parece tu estado de ánimo cambia según el tiempo, probablemente seas meteoro-sensible.
Según los expertos, esto no es parte de tu imaginación, sino más bien de una especial sensibilidad al clima. Y así lo explica la física y meteoróloga Mar Gómez en su libro “Meteoro sensibles, cómo el tiempo influye en nuestra salud física y mental”.
En su libro, no solo explica qué es la meteorosensibilidad, también acaba con ciertos mitos. Uno de ellos, el hecho de que la luna influye en menstruación, partos e incluso ponernos violentos. Eso sí, la experta confirma que el calor excesivo puede aumentar la agresividad de las personas que ya tienen predisposición a ella.
La autora del libro lo define como aquellas personas “que tienen una cierta sensibilidad a los cambios en algunas variables meteorológicas como la humedad, la temperatura, la presión atmosférica o el viento. Estos cambios pueden dar lugar a la aparición de dolencias físicas y estados psicopatológicos”.
Es decir, es la sensibilidad que tienen ciertas personas a los cambios de tiempo. Y “se manifiesta con un agravamiento de ciertas patologías físicas o mentales. Más o menos podemos estimar que entre el 30 y el 60 % de la población son metereosensibles, un porcentaje que varía según los países”, revela el libro. Y resalta que ocurre más a mujeres y personas de edad avanzada. O sea, nos hacemos más sensibles al clima a medida que cumplimos años.
Mar Gómez explica que simplemente observando tus cambios puedes llegar a saberlo. Y afirma que todo el que lo es, de seguro ya lo sabe. Y sugiere que con el libro van a poder aprender cómo diferentes factores atmosféricos y variables meteorológicas pueden afectar a la salud.
Precisamente sobre esto último, la auto asegura que puede afectar mucho a las personas y su bienestar. “La meteorosensibilidad puede influir en nuestros comportamientos y hasta en nuestros hábitos. En el libro cuento cómo Fred Soyka, el autor de El efecto de los iones, se mudó a Ginebra y cuando llegó allí vivió un potente efecto foehn, que se produce al descender aire caliente por las montañas contrarias a la dirección de los vientos. Se produce en zonas de montaña y genera un viento con carga eléctrica del aire. Por eso Soyka empezó a experimentar ciertos síntomas físicos y mentales”, explica Gómez. En ese caso, señala, “hubiera estado más que justificado que se hubiera marchado de esta región”. Ahora bien, cuando naces en un lugar, lo habitual es que te adaptes a los fenómenos locales.
Para poder comprender cómo nos afectan los fenómenos atmosféricos, lo primero es saber la diferencia entre tiempo y clima. “El tiempo es, básicamente, las características atmosféricas en un momento dado y el clima es el promedio de esas características a lo largo de, como mínimo, 30 años”, explica el libro.
Por ejemplo, “el tiempo podría ser como nuestro humor, que puede fluctuar de un día a otro. Un día podemos estar más contentos, otro más desanimados, otro más optimistas, como un día soleado u otro lluvioso. Pero el clima podríamos establecer la analogía de que es como nuestra personalidad, construida a lo largo de los años”, explica.
“Uno de los mayores mitos, que lo comento en el libro, es que la luna no influye de ninguna manera a nuestra salud física ni mental”, dice la científica. Y destaca, “tampoco aumentan los partos las noches de luna llena, ni afecta a nuestra menstruación ni a nuestro estado de ánimo. No nos volvemos más lunáticos”.
Pero aclara que aquellos sucesos “sí tiene una explicación racional y es que, en el pasado, cuando no teníamos luz artificial, las personas aprovechaban las noches de luna llena para salir y socializarse. Eso podía provocar que justo esas noches hubiera más conflictos sociales y peleas. Por eso se vinculaba a ese comportamiento más agresivo”.
Por ejemplo, a veces pareciera que con la humedad pueden dolor las articulaciones, sentir una herida antigua o desarrollar una alergia. “La verdad es que no es tanto la humedad como el cambio de presión”, aclara Gómez.
“Los cambios en la presión atmosférica están relacionados con las enfermedades reumatológicas como son la artrosis y la artritis reumatoide, pudiendo empeorar sus síntomas. También pueden empeorar las migrañas, los síntomas de las personas que las padecen”, explica.
Con el calentamiento global, ha nacido el término de “estrés térmico”. Y se refiere a ese calor que te impide incluso moverte.
“Desafortunadamente, el calor no es que sea responsable de la violencia, pero sí es un factor más que se suma en las personas que ya de por sí son violentas como un factor extra”, se aclara en el libro. Agregando que “el estudio de la Comunidad de Madrid que se realizó entre 2008 y 2016 y que comprobó que se incrementaban los feminicidios en las olas de calor. Cada grado que aumentaba el calor por encima de los 34 grados era un riesgo mayor de asesinato para las mujeres en un 28%”.
