Hacer deporte tiene múltiples beneficios para nuestro organismo y así como muchos factores puede afectar el resultado, las fases del ciclo menstrual están directamente relacionadas con el rendimiento. Esto, debido a las hormonas y la forma en la que afectan a la práctica de ejercicio físico.
En 1989, Steffi Graf explicaba queé tuvo que abandonar un partido antes de tiempo “porque tenía el periodo”, según sus propias palabras. En la actualidad, este tema ha avanzado mucho, por ejemplo, Wimbledon ha revisado sus estrictos códigos de vestimenta, permitiendo que las tenistas puedan llevar ropa interior oscura bajo la falda.
Por su parte, grandes marcas deportivas como Nike también ha puesto su granito de arena en la conversación y lanzaron Leak Protection: Period, un forro ultrafino y absorbente presente en varias de sus prendas que ayudan a proteger a las mujeres de las pérdidas menstruales. Pequeños, pero grandes aportes, que ayudan a superar el obstáculo físico, mental y emocional que suponer la regla en el deporte.
En una investigación de 2019, The Teen Girl Insights Project, hubo conclusiones claves. Por ejemplo, a los 14 años el número de niñas que abandonan el deporte es el doble comparado con el de niños. Y a los 17, esa tasa de abandono es del 51%. Si bien la menstruación no es la única razón para dicho abandono, cumple un rol importante.
Pero adaptar los entrenamiento a las diferentes fases del ciclo no es solo a nivel del deporte profesional. Y los expertos coinciden en que el ejercicio no se adapta a la bioquímica de la mujer. Por lo mismo, sugieren, idealmente, programar los entrenamientos en función a las fases hormonales.
Durante la práctica de ejercicio se liberan hormonas con efectos analgésicos y ansiolíticos naturales, los que participan en el correcto descanso y regulación del apetito, esencial para que el correcto funcionamiento del organismo. Esto, ayuda a mejorar nuestro estado de ánimo y disminuye la percepción del dolor de la regla y su sintomatología. Además, la práctica regular de ejercicio físico hace que nuestro sistema endocrino, encargado de esta liberación hormonal, funcione de forma adecuada. En otras palabras, se trata de darle sentido al entrenamiento. Y así también, hacerlo más efectivo.
Durante los días de sangrado, los expertos aconsejan disminuir la intensidad del ejercicio a un 30-40%. Realizar actividades bajas y moderadas que incluyan ejercicios de fuerza y de cardio.
Pasados los primeros cuatro días del ciclo, se puede incrementar el ritmo y realizar actividades de alta intensidad. Siendo ideal para el trabajo de velocidad y fuerza máxima.
También recomiendan aumentar la carga en la fase posmenstrual. Con ejercicios de fuerza analíticos (pesas) durante la ovulación, mientras que en el periodo postovulatorio sugieren trabajo funcional y dinámico.
En los días previos a la menstruación es preferible moderar progresivamente los entrenamientos y evitar los circuitos de alta intensidad.
Evidentemente, sugieren que cada mujer es diferente y que, por lo mismo, es clave conocer su organismo para poder regular los entrenamientos.