Enrique dejó su casa a los 18 años, porque su padre no aprobaba que fuera cantante. Es más, cuando le mandó su primer disco, Julio dijo que era una porquería y nunca ha dio a uno de sus conciertos. No tuvieron contacto alguno por diez años, y entre el 2000 y 2010 se vieron dos veces.

Cercanos a Julio Iglesias aseguran que a él le molestó que su hijo no entrara a la música de su mano, y desde le otro lado, argumentan que a Enrique le afectó profundamente la ausencia de su padre en su infancia.

A sus 45 años, Enrique decidió cambiar las cosas y llamó a su padre. “Enseguida contestó el teléfono. Tuvimos una conversación muy bonita (…) Fue una conversación de esas en las que eres consciente de que es especial. Me reconfortó mucho”, confidenció al medio español ‘ICON’.