Dicen que la felicidad es un estado inevitable del ser humano, pero que la mayoría de las personas no son conscientes de ello. Por su parte, los expertos en el tema consideran que este sentimiento varía según nuestras expectativas. Es decir, así como algunos la felicidad puede estar relacionada con el dinero, para otros no. Sin embargo, hay otros niveles de felicidad, más elevados.
¿Qué pasa si existiera una felicidad que no tuviera nada que ver con lo que nos rodea, y sólo tuviera que ver con nuestro nivel de consciencia? Según el experto en felicidad Daniel Lumera, “cada ser humano logra entender y experimentar la felicidad según su nivel de consciencia“. Siguiendo esta teoría, los distintos niveles de comprensión podrían subdividirse del siguiente modo:
Felicidad hedónica y felicidad eudemónica son los grandes caminos hacia la felicidad, según la historia. Pero en Biología de la gentileza, Lumera plantea un camino diferente: la tercera vía. “¿Es posible vivir en un estado de felicidad independientemente de lo que ocurra fuera, como un gran amor o un gran dolor? ¿Se puede ser feliz sin que ello dependa de lo que elijamos hacer, tener u obtener en la vida?”.
Según el autor, esto ocurre en un instante, en el que nos damos cuenta de que, estamos vivos, despiertos en la plena consciencia de que existimos. Y es ahí cuando la felicidad se manifiesta como un estado natural. Lo que Lumera llama el milagro de la vida. “Esta es la verdadera revolución. Estamos condenados a la felicidad, sólo tenemos que rendirnos”.
Para llegar a este estado de consciencia la meditación es de gran ayuda, o ciertos ejercicios mentales recomendados por expertos como: