Emma Chamberlain nunca quiso ser una It girl, pero el internet tenía otros planes. Desde sus inicios como vlogger en YouTube hasta convertirse en un ícono de la moda con colaboraciones con Louis Vuitton y Lancôme, su ascenso al estrellato ha sido imparable.
Y aunque su presencia en el icónico video musical de 360 de Charli XCX en mayo de 2024 reafirmó su estatus, la creadora de contenido no está convencida de que este título sea un halago.
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En una entrevista con Byrdie, la influencer de 23 años fue honesta sobre lo que realmente piensa de ser etiquetada como una It girl. “Para mí, es un poco tóxico”, confesó.
“No estoy diciendo que no me guste el concepto de una It girl o las It girls en sí, pero hay algo un poco excluyente en ello que no me gusta. ¡Somos adultos!”. Para Emma, la existencia de estas etiquetas hace que internet se sienta como el colegio otra vez.
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Y tiene sentido. Su estilo desenfadado y ecléctico siempre ha desafiado las expectativas, combinando piezas de diseñador con hallazgos de segunda mano. Sin embargo, esto no la exime de las críticas.
“(La gente me llama) It girl o chica hot, pero si un día uso un outfit que es muy yo, en el sentido de que es cómodo. Y quizás un poco menos sexy, entonces dicen: ‘Emma se volvió fea. Ya no es una It girl’“, explicó.
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Para Emma, el problema no es la etiqueta, sino las expectativas que vienen con ella. “¡Pero ustedes me hicieron así! Me dijeron que eso era lo que yo era”, continuó. “Tal vez un día llevo un outfit lindo y estoy en el video de Charli. Y tal vez al día siguiente me veo como una señora mayor, pero es porque así soy yo”.
Y si alguien se decepciona, es porque la encasillaron en un molde que nunca pidió. “Definitivamente es un cumplido, así que lo aceptaré si quieren ponerme en esa caja. Pero no se enojen cuando me ponga un gorrito de cachemira y salga por el día”.
Emma nunca ha tenido miedo de mostrarse auténtica, incluso cuando eso significa desafiar las expectativas del público. Ha hablado abiertamente sobre su ansiedad y, en 2023, le dijo a Page Six que ha tenido su “buena cuota de crisis existenciales”.
