Antes de ser el príncipe William que todos conocemos hoy, fue un niño inquieto y juguetón que incluso tenía problemas con el lenguaje. Cuando era pequeño, no lograba pronunciar correctamente “Granny” (abuelita, en español), para referirse a su abuela, la reina Isabel II. ¿Su solución? Llamarla “Gary”.
Según el Daily Mail, tras una caída en los jardines de Buckingham, el pequeño William gritó desesperado: “¡Gary, Gary!”. Un miembro del personal, confundido, le preguntó quién era Gary.
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La respuesta llegó de la mismísima monarca, que acudió en su auxilio diciendo que ella era Gary. “Todavía no ha aprendido a decir Granny”, explicó la reina con calma mientras se acercaba a ayudar a su nieto.
El príncipe William siempre fue un niño enérgico y travieso. Según el medio británico, era un pequeño “turbulento y lleno de entusiasmo” que disfrutaba haciendo de las suyas.
Entre sus travesuras destacaba lanzar sus zapatos al inodoro de la guardería del Palacio de Kensington y un inusual interés por las alarmas de seguridad de las residencias reales. De hecho, antes de cumplir dos años, ya había conseguido activar “un botón de pánico en Balmoral, provocando que la policía corriera hacia el castillo escocés”.
Y como dicen, de tal palo, tal astilla. El príncipe Louis parece haber heredado la chispa de su padre. El más pequeño de los Gales se ha convertido en el rey de las muecas y los gestos divertidos en público, siempre robando cámaras con su energía desbordante.
Además de “Gary”, William tenía otro apodo peculiar en su infancia: “Wombat”. La princesa Charlotte es llamada “Mignonette” por su padre y “Poppet” por su madre, términos cariñosos que podrían traducirse como “mi pequeña” o “cariño”.
Por su parte, el príncipe George es conocido como “PG” o “PG Tips”, en referencia a una famosa marca de té británica, apodo que sus compañeros de clase han adoptado con humor.
Pero no todos los apodos en la realeza han sido tiernos. En su momento, cuando la relación entre Camilla y el rey Carlos III se tornó más seria, William y Harry comenzaron a llamarla “Lady Macbeth”, “la bruja del Oeste” y “Cruella de Vil”.