Esta semana, el Día Nacional de Mónaco volvió a reunir a la familia soberana en una jornada marcada por la tradición y los saludos oficiales. Y este año, un gesto inesperado que acaparó toda la atención: la reaparición de la tiara nupcial de la princesa Charlène, ausente de la escena pública desde 2011.
La royal, de 47 años, eligió para la gala nocturna un vestido de Armani Privé y el icónico tocado de diamantes creado por Lorenz Bäumer. Una combinación que reavivó recuerdos de uno de los capítulos más observados de la vida del príncipe Alberto II y su esposa.
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La pieza había sido utilizada por primera vez durante la recepción posterior a la boda religiosa de la pareja, celebrada el 2 de julio de 2011. Según Tatler, en esa ocasión, Charlène cambió su vestido nupcial por un diseño más ligero y coronó su peinado con una tiara que simula “una ola rompiendo sobre su cabeza”, un guiño directo a su pasado como nadadora olímpica. El propio joyero la bautizó como la “Tiara Espuma de Diamantes”, un regalo encargado por el príncipe Alberto.
Los guiños a la boda de la pareja siempre despiertan lecturas adicionales. Desde antes de su matrimonio, la relación entre Charlène y Alberto II ha sido objeto de especulaciones constantes. Días previos al enlace, circularon versiones que afirmaban que ella había dudado en seguir adelante debido a una supuesta demanda de paternidad. Aun así, todo se desarrolló según lo previsto. La celebración se extendió durante tres días. E incluyó un concierto de The Eagles, una ceremonia civil en el Palacio del Príncipe y la boda religiosa donde la novia lució un diseño de Armani Privé con 40.000 cristales Swarovski.
A nivel mediático, una de las imágenes más recordadas fue la de Charlène visiblemente emocionada durante la ceremonia, lo que alimentó interpretaciones sobre el estado de la relación. Con el tiempo, la princesa respondió a esas especulaciones asegurando que cualquier novia puede emocionarse en su gran día.
El paso de los años no ha frenado los rumores. El príncipe Alberto reconoció antes de casarse que tenía dos hijos fuera del matrimonio, lo que dio contexto a parte de la narrativa mediática en torno a su vida privada. En 2023, una revista francesa afirmó que la pareja habría iniciado una separación. Dicha afirmación, fue desmentida de inmediato por el Palacio con un comunicado. “Deseo negar formalmente los rumores maliciosos difundidos por la revista francesa Royauté. Por favor, desestimen este artículo, que es totalmente infundado“, señalaron.
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Desde entonces, los soberanos han reforzado su imagen pública con apariciones conjuntas en actos de alto perfil, incluyendo la coronación británica de 2023. Para su duodécimo aniversario, incluso compartieron una fotografía íntima y sencilla en redes sociales, un contraste con los videos cuidadosamente producidos que se difundieron en su décimo aniversario.
