No llevan tantos capítulos y El show de las Javis ya está en boca de todos. Irreverentes y divertidas, las actrices Javiera Acevedo y Javiera Díaz de Valdés son simplemente geniales en este programa que se ríe de todo y de todos, en un espectáculo que avanza como una montaña rusa de emociones y no suelta ni por un segundo.
Por Fernanda Álvarez Fotos Mirai Media
Dicen que dos Javis son mejor que una y El show de las Javis lo confirma a carcajadas. Las reconocidas actrices Javiera Acevedo y Javiera Díaz de Valdés se “suben al escenario” como si estuvieran en el living de su casa y desde el minuto uno el show –que se transmite por YouTube y se puede escuchar por Spotify– se transforma en un viaje de risas donde lo políticamente correcto muere con honores y sin derecho a resurrección.
Lo que ofrecen las Javis es más que un espectáculo: es una radiografía en clave de tragicomedia sobre lo que significa ser mujer, madre, amiga, actriz y, sobre todo, humana, en el Chile de hoy. Con humor desbocado, ironía elegante y un glamour que parece salido de una alfombra roja con guiño irónico, las Javis logran un formato híbrido: no es stand up, no es teatro clásico. Tampoco terapia de grupo, aunque por momentos lo parezca. Es un espacio donde la risa funciona como catalizador y el público se transforma en cómplice, casi en confesor. Todo esto con la calidad audiovisual única que ofrece la tecnología Unreal (potente motor de creación 3D).
Acevedo es la amiga que manda un audio de siete minutos a las dos de la mañana, llena de anécdotas delirantes y con un desparpajo que roza lo temerario.
Díaz de Valdés, en cambio, es la que llega con calma zen, mirada penetrante y un comentario quirúrgico que desarma cualquier situación con una carcajada inesperada. Una es fuego, la otra es agua. Una es locura, la otra precisión. Lo cierto es que juntas, son dinamita pura.
–¿Cómo nació El Show de las Javis? ¿Fue idea de ustedes o de un grupo de terapeutas?
Javiera Díaz de Valdés (JDDV): Hace diez años hicimos Las JA JA, una serie web surrealista y delirante. Quedó guardada, pero hoy la retomamos con más experiencia y con la edad justa para reírnos de nosotras mismas.
Javiera Acevedo (JA): En algún carrete dijimos: deberíamos hacer algo como La Vicky y la Gaby. Pasaron años porque nos faltaba nuestro Héctor Morales, y él lo sacó adelante. Es un trabajo en equipo.
No es casual que nombren a Morales: él es el productor del espacio. Pero más allá de los cargos y roles establecidos, actúa como la brújula que ordena el caos creativo de estas dos potentes mujeres.
–¿Y qué tan real es lo que vemos en escena?
JDDV: Que se preocupen los ex. Es un juego donde se asoma la realidad, pero se exacerba. En tiempos de extremo moralismo, es bueno reivindicar las caídas como algo más interesante que el permanente triunfo.
JA: Es realidad disfrazada de ficción. Todo alcance con la realidad es mera coincidencia. Su respuesta es clara: el show es un espejo deformado, un caleidoscopio de vivencias propias y ajenas. Las anécdotas pueden tener nombre y apellido, pero aquí aparecen barnizadas con ironía y exageración. Y esa exageración es la que genera la catarsis: reírse de lo que duele, lo que incomoda, lo que normalmente se esconde bajo la alfombra.
–En pocas palabras, ¿con qué nos vamos a encontrar al apretar play?
JA: Risas en demasía, desparpajo, irreverencia, locura y mucha gracia.
Lo que dice es cierto: el espectáculo avanza como una montaña rusa emocional. En un momento están hablando de las citas fallidas que todas preferiríamos olvidar y, al siguiente, sueltan una reflexión punzante sobre la maternidad, los gurús de autoayuda que prometen iluminación (pero dejan la cuenta corriente en cero), la vida fitness que nunca empieza y esa pregunta eterna que atraviesa a toda mujer chilena: ¿cuándo vamos a dejar de pedir perdón por todo?
EL PÚBLICO, LA TERCERA JAVIERA
Lo que en otras manos podría sonar a chisme de sobremesa, en ellas se convierte en un guión vivo y cambiante.
–¿Acá se improvisa o hay guión? Temo saber la respuesta.
JDDV: Es pura improvisación, pero con un tema que nos guía. Yo he llorado de risa. La Javi Acevedo es genial: admiro su desfachatez, su rapidez mental, su inteligencia humorística. Siempre tiene una opinión en clave de humor.
La idea inicial es apenas una excusa, un esqueleto que se va armando en cada capítulo. La gracia está en la espontaneidad: lo que pasó una noche puede no repetirse jamás. Cada capítulo es único, irrepetible, como un chisme que va mutando.
–¿Es más fácil reírse de una misma o maquillarse para disimular las ojeras?
JA: Mucho más fácil reírse de una misma. Vinimos a ser auténticas, a vivir y disfrutar. El resto es jauja.
Ese es, quizás, el corazón del show: la autenticidad. Las Javis no se disfrazan para ser graciosas; son graciosas porque se muestran vulnerables, porque convierten las ojeras, las caídas y los tropiezos en material de comedia. Y en ese gesto, tan simple como radical, está su encanto.
–¿Qué busca este show en medio de un Chile tan serio?
JDDV: Hay una necesidad de risa, de insolencia, de delirio en tiempos oscuros. Una necesidad de alivio.
Lo dicen sin rodeos: este es un show que apuesta por la insolencia como herramienta de resistencia. En un país donde el humor suele estar bajo la lupa de lo “correcto”, ellas proponen la risa como acto de libertad.
–¿Decir que lo que hacen es un podcast, es un pecado?
JA: ¡No! No existe el pecado. Lo que pasa es que esto no es nada más y nada menos que un show.
–¿Y cuál de las dos podría terminar en un escándalo mediático?
JDDV: ¡La Javi Acevedo, obvio! Lo da todo, es muy generosa con su público.
Ahí está el equilibrio perfecto de la dupla: una pone el freno, la otra acelera. Una mide la temperatura, la otra prende fuego. El Show de las Javis no necesita más etiquetas que las que el público le pone: “hilarante”, “fresco”, “catártico”, “peligrosamente honesto”. Entre risas, confesiones y miradas cómplices, logran lo que pocas duplas consiguen: ser absolutamente auténticas. Y en tiempos donde todos miden cada palabra, ellas se dan el lujo de decirlas todas. Sin culpa. Y eso, en sí mismo, ya es revolucionario..