La princesa Diana, quien en su juventud brilló en la pista de baile, encontró en la danza una vía de escape a sus batallas personales. Ahora, su instructora, Anne Allan, está lista para compartir los detalles de esa relación especial.
Allan, quien fue maestra de Diana en lecciones privadas que se extendieron durante casi una década, reveló en su nuevo libro Dancing With Diana: A Memoria, momentos íntimos y cómo la danza fue clave para Diana.
Ver esta publicación en Instagram
Todo comenzó pocas semanas después de la boda de Diana con el príncipe Carlos en 1981, cuando Allan, una destacada directora de ballet, recibió una llamada inesperada: la princesa quería clases privadas de baile.
Aunque en su primera clase Allan la recibió con la formalidad adecuada, Diana rompió el protocolo extendiendo la mano y diciendo: “Por favor, llámame Diana”, revelaron extractos del libro según People.
Ver esta publicación en Instagram
En una entrevista con el mismo medio desde su hogar en Toronto, Allan reveló que decidió escribir este libro en parte para su nieta, Siena. Y también para mostrar “el otro lado de (Diana), su lado bailarín, la belleza que tenía dentro”.
Durante años, Allan mantuvo en secreto estos encuentros, pero confesó que ahora siente que es el momento adecuado para compartir la historia. A través del baile, Diana encontró una confidente en Allan.
Con su profesora, Diana pudo hablar abiertamente sobre su vida en la realeza, sus embarazos, la lucha contra la bulimia, y su creciente descontento en su matrimonio con Carlos. Según Allan, las clases de danza fueron su refugio.
Ver esta publicación en Instagram
“A ella le encantaba bailar. En el momento en que comenzaba a mover los brazos, podías ver el sentimiento que eso le provocaba”, recordó Allan. “Ella podía ser ella misma. Le encantaba moverse y divertirse”.
Pero la danza no solo era una fuente de alegría para Diana, sino también de consuelo. “Si algo le preocupaba, lo decía”. Allan, también fue testigo del drama en el matrimonio de Diana, incluyendo la revelación del amor de Carlos por Camilla Parker Bowles.
AD
A lo largo de los años, Allan acumuló cartas y notas de agradecimiento de Diana, las cuales revisó para inspirarse en la escritura del libro. Esas cartas, siempre llenas de pequeños detalles como caritas sonrientes dibujadas a mano, reflejan la naturaleza cálida y juguetona de la princesa. “Siempre eran encantadoras y divertidas”.
Hoy, a 27 años de la muerte de la princesa, Allan reflexiona sobre su legado y lo que hizo que Diana se mantuviera en el corazón del público: “Es porque era tan humana. Era tan sincera en la forma en que se expresaba”.
Ver esta publicación en Instagram
“Así era ella: un corazón abierto”, reveló la autora. Allan aún conserva recuerdos preciados de su tiempo con Diana, como un par de zapatillas de ballet plateadas que la princesa le regaló antes de su despedida en 1989.