La Corona británica es conocida por sus tradiciones navideñas. Es más, una de las grandes preocupaciones de este año es precisamente qué pasará con todos los “juegos” que encantan a la reina Isabel II. Esto, porque debido a la pandemia y un potente rebrote en Londres, las fiestas prácticamente han sido canceladas.
Según una antigua tradición royal, los miembros de la familia realizan la entrega de regalos. Sin embargo, no son regalos caros, algo que necesiten o parte de una lista, la idea es divertirse y que sean graciosos o ridículos.
Si bien Harry lidera la lista como “el más original”, la princesa Ana suma varios históricos, como el confort que le regaló a Lady Di, o la funda cuero para el WC que le obsequió a su hermano el príncipe Carlos. La misma Kate Middleton hizo de las suyas con un kit de broma llamado ‘Cultiva a tu propia novia’ para Harry cuando el duque de Sussex aún estaba soltero. Y así la lista de regalos curiosos suma y sigue, y Meghan Markle triunfó en su primera Navidad junto a los Windsor con su presente navideño para William.
“Meghan sabía que esas navidades eran como una audición, y por eso se esforzó en impresionar a sus futuros familiares”, dice el libro Finding Freedom escrito por los periodistas Omid Scobie y Carolyn Durand. Y agregan, “Al final, lo más duro para ella, su mayor desafío, fue encontrar el regalo perfecto con el que divertir a la exquisita familia de su novio. Y al menos uno de esos obsequios fue un gran éxito: una cuchara para Guillermo que tenía grabadas dos palabras que definen muy bien al príncipe: ‘Cereal Killer’ (‘asesino de cereales’)”, describen los autores, por lo que se entiende que es el desayuno favorito del heredero al trono.
No cabe duda que en estas fiestas la familia Real recordará aquellos momentos, aún cuando lo pasen separados y cada uno en su casa. Meghan y Harry en Estados Unidos, Isabel II y Felipe de Edimburgo solos en Windsor, Carlos y Camilla en Clarence House, y William y Kate Middleton con sus tres hijos en Kensington.
Y como es tradición también, los Windsor enviaron sus clásicas tarjetas navideñas, y los duques de Sussex también publicaron la suya a través de una fundación de protección animal.
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