El nombre de Nicolás López vuelve a estar en el centro de la conversación. El cineasta, condenado en 2022 por dos delitos de abuso sexual, figura nuevamente vinculado a una producción nacional, lo que reaviva la discusión sobre su reinserción y las cicatrices que dejó su caso en la industria.
Su participación salió a la luz a través de The Clinic, que reveló que López colaboró en la postproducción de El Show de las Javis, un programa de YouTube conducido por Javiera Acevedo y Javiera Díaz de Valdés. Ambas actrices estuvieron relacionadas en distintos momentos con el proceso judicial que enfrentó al director.
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Según explicó Benjamín Ferrer, promotor del proyecto, la colaboración de López se circunscribió a un aporte técnico: “El aporte del guionista se centró en el uso de inteligencia artificial”, precisó.
El espacio, impulsado por Mirai Media y dirigido por Héctor Morales, debutó el 1 de septiembre en YouTube. Morales lo describió como un formato de humor e ironía que nace de la confianza y complicidad con sus protagonistas.
Sin embargo, la presencia de López detrás del proyecto no pasó inadvertida. Y es que el recuerdo de su mediático juicio sigue presente, especialmente por el rol que tuvieron las propias conductoras en el proceso.
Javiera Díaz de Valdés fue una de las testigos convocadas, instancia que en su momento cuestionó públicamente. “A mí me involucraron en este caso en contra de mi voluntad. Me negué en reiteradas ocasiones para ser parte de esto, ya que no tenía nada que aportar“, declaró entonces.
Por su parte, en 2018, Javiera Acevedo utilizó X para criticar la estrategia de la defensa del cineasta. Y señaló: “Desviar la atención de un hecho grave para taparlo con una muy grave es asqueroso”, en referencia al respaldo que entregó a su colega Ramón Llao.
En 2022, la justicia condenó a Nicolás López a cinco años y un día de presidio efectivo. Sin embargo, en 2023 la Corte Suprema revisó la sentencia y la recalificó a libertad vigilada intensiva. Si bien mantuvo la condena, evitó que el director ingresara a prisión. El regreso de López a una producción local, aunque en un rol secundario y técnico, vuelve a instalar interrogantes sobre los límites de la reinserción y el peso de la memoria colectiva.